La operación de los frenos no es una teoría abstracta más bien es un gran ejemplo de ciencia aplicada en la vida diaria. Podemos ver la resolución del problema del frenado del vehículo desde dos perspectivas de la ingeniería, la conversión de energía cinética a energía térmica y como la aplicación de principios de la hidráulica.
El poder de frenar un vehículo se consigue por convertir energía cinética en energía térmica. Energía cinética y energía térmica son las dos caras de la misma moneda que es la transferencia de calor.
El trabajo primario de un sistema de frenos es disipar calor. El principal factor que determina una buena o una pobre performance de los frenos es la fricción.
El sistema de frenos existe para convertir la energía de un vehículo en movimiento en energía térmica, más comúnmente referida como calor.
La fricción es mensurada por su coeficiente, el cual es calculado al dividir la fuerza requerida para desplazar un objeto sobre una superficie por el peso del objeto.
Por ejemplo, si se requiere de unas 100 libras (50 kilos aprox.) la fuerza para aplicar sobre un bloque de 100 libras de hierro sobre un piso de concreto, el coeficiente de fricción entre los dos materiales es 1.0
Si se requiere de sólo 2 libras de fuerza para aplicar a un bloque de hielo sobre el mismo piso, el coeficiente es de solamente .02
La fricción existe en dos puntos por cada rueda durante la acción de frenado, la superficie de frenado y la pieza que se aplica y entre las ruedas y el camino. Son las áreas que usted debe tener en cuenta cuando considera como solucionar un problema de frenado.
Hay tres factores que afectan el coeficiente de fricción en un sistema de frenos y ello involucra algunos importantes servicios de la operación de los mismos:
• El acabado de la superficie de ambas superficies
• La temperatura
• El material de la superficie sobre la que se aplica la fricción y de lo que aplica
Los fabricantes casi universalmente recomiendan no alterar las superficies expuestas a la fricción a menos que se encuentren en mal estado y eso hasta ciertos límites.
Todos los fabricantes definen específicamente los requerimientos para las superficies de las campanas o discos de frenos y de las zapatas o pastillas.
Eso es porque el contacto entre ambas superficies es lineal, el acabado de la superficie de la campana o del disco no es tan crítico como el de las zapatas o de las pastillas.
El acabado de las superficies no es algo de segunda importancia. Es por lo que los fabricantes de automóviles y los autopartistas le dicen a usted que haga el refinado final del sistema frenando con cuidado para asegurar una uniformidad de las superficies, libre de marcas de surcos y espirales.
Entonces, frenando con cuidado, progresivamente, se mejoran ambas superficies y el sistema será más eficiente cuando se requiera de una frenada brusca o intempestiva en una situación de riesgo, por ejemplo.
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