jueves, 19 de mayo de 2011

Conducir con seguridad con mal tiempo


Has estado todo el fin de semana metido en casa, en el sofá y evitando el mal tiempo que hay en la calle, pero cada vez está más cerca el lunes y tienes que hacerte la idea de que tienes que ir a trabajar, incluso sabiendo que los pronósticos auguran viento, lluvia intensa e incluso nevadas fuertes. Si encima eres de los que tienen que viajar fuera de tu ciudad, esto puede ser mucho peor. Cuando el tiempo se pone bastante malo, lo último que quieres hacer es coger el coche y viajar, aunque quedarse en casa no siempre es una opción. Aun no quedándonos ningún remedio, conducir en ciertas circunstancias ambientas puede ser arriesgado y asustar bastante. No solo tienes que conducir con una mala visibilidad, sino que tienes que preocuparte de situaciones inesperadas que te puedes encontrar en la carretera.
Según algunos estudios, el mal tiempo es un factor en casi un 30 por ciento de accidentes cada año. Y aunque los accidentes mortales parece que decrecen cuando nieva copiosamente, los accidentes en general parece que aumentan. Sin embargo, en lugar de simplemente echarnos a la carretera y ver que pasa, podemos prepararnos lo mejor posible para el mal tiempo que tenemos por delante. Aparte de aprender a conducir en ciertas circunstancias adversas, hay varias cosas que puedes hacer para que la conducción sea más segura. Todo empieza por asegurarnos de que el coche está en unas condiciones óptimas, es decir, que tenga un buen mantenimiento.

Lo primero es hacer un mantenimiento básico. Incluso si estás haciendo el mantenimiento que está sugiriendo el fabricante durante los periodos establecidos, lo ideal es hacerle una pequeña revisión antes de que llegue el invierno. Encontrarte tirado al lado de la carretera es siempre una situación no deseada, pero es incluso pero si fuera del coche está helando o diluviando. Por este motivo, merece la pena gastarse algo de dinero para hacer un mantenimiento básico pensado solo para el invierno, y dependiendo de donde vivas, por supuesto. Lo puedes hacer tu mismo, si se te da bien estas cosas, pero si no eres demasiado bueno con la mecánica, es mejor llevarlo a un taller especializado.
Lo mejor es empezar por verificar los fluidos del coche – el aceite, la transmisión, el anticongelante y los frenos. Si ya iba siendo hora de un cambio de aceite, tu mecánico normalmente echará un vistazo a los otros componentes mencionados, o por lo menos a algunos. Otros sistemas a ser verificados son las luces, el escape de gases y pilotos de emergencia. Si los limpia parabrisas parece que no funcionan bien o están muy usados, hay que cambiarlos sin tardar, ya que hacen una gran función que muchas veces no notamos hasta que fallan. Por último, hay que ver si la calefacción funciona como debe y de paso las lunas térmicas que tenemos instaladas en el vehículo.
Los neumáticos son algo en lo que la gente no piensa demasiado hasta que tenemos un problema con ellos. Cuando esto ocurre, de repente son algo muy importante que sentimos no haber cuidado antes. Cambiar los neumáticos puede ser costoso, pero nuestra seguridad es lo más importante. Unos neumáticos en malas condiciones pueden darnos un buen susto en unas malas condiciones ambientales. Aun sin que pase nada, cambiar una rueda en medio de la nieve no es del agrado de nadie.
Lo primero es comprobar los dibujos del neumático. Hay que comprobar si están muy gastados y si el dibujo está liso en algunas partes más que en otras. Una buena inspección visual será suficiente, y de paso podemos comprobar que no tenemos ningún objeto clavado en la rueda, como por ejemplo un clavo o una piedra. Comprobar la buena presión de las ruedas es lo siguiente, y podremos encontrar las especificaciones tanto en el manual como en la parte interna de la puerta del coche. Si sabes que vas a conducir por zonas donde ha nevado mucho, recuerda llevar cadenas, o al menos ruedas especiales que se agarren bien a una superficie helada.

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