Mirad la cara de este hombre y miradla bien, porque o mucho me equivoco o dentro de 50 años alguien hablará de Stephen Rouhana en los términos que en su día empleó Capreolus al glosar la figura de Nils Bohlin, el padre del cinturón de seguridad de tres puntos.
Stephen Rouhana es una de esas personas que cuando las conoces despiertan tu admiración. Este físico criado en Nueva York y que ahora vive en el estado de Michigan se puede considerar en buena parte padre de los dummies digitales infantiles además de haber colaborado con algunas observaciones vitales en el desarrollo del airbag para cinturón de seguridad. Y todo lo hace por un motivo: sus ganas de ayudar a los demás.
Escucharle hablar es todo un lujo. Lleva prácticamente media vida trabajando sobre la seguridad vial en el automóvil. Tras formar parte durante 17 años de la plantilla de General Motors en la investigación de protección a los ocupantes, en el año 2000 se unió a Ford, donde es Jefe Técnico de Seguridad, Investigación e Ingeniería Avanzada, y sus investigaciones son pioneras en el área de la respuesta humana al impacto, en especial respecto de los daños abdominales y del ruido del airbag al accionarse, para lo que no duda en consultar a especialistas del campo de la Medicina.
Más recientemente ha centrado su investigación en uno de los primeros modelos de niño digitales del mundo, que podría servir como dummy virtual para pruebas de choque por ordenador, y es que tal y como explica, antes de realizar un crash test con todas las consecuencias se evalúan todas las variables en pantalla gracias a sofisticadas aplicaciones de pruebas de choque virtuales.
En la historia de los crash tests se han empleado animales, personas y dummies cada vez más realistas, y también se emplean simulaciones digitales para avanzar en el campo de la seguridad pasiva. Las reproducciones virtuales se realizan digitalizando el esqueleto, los órganos internos y el cerebro con resonancias magnéticas y tomografías axiales computerizadas (más conocidas por las siglas TAC) de cada componente por separado para analizar sus reacciones de forma precisa. Rouhana, que ha sido galardonado por su trabajo en esta área, lo explica así:
Miro su rostro y veo en él la palabra “humanismo“. Habla con un tono completamente amigable que te atrapa y te hace sentir su pasión por el trabajo de hacer más seguros los coches. Para Stephen Rouhana, no hay una barrera entre lo espiritual y la función que desempeña en Ford. De hecho, vive la seguridad de los ocupantes como una extensión de sus profundas creencias espirituales.
Su caso es singular desde la raíz. De sus convicciones religiosas adquiridas ya desde que era un chaval de instituto y profundas hasta el punto de querer convertirse en diácono de la Iglesia, para lo que se está formando en la actualidad, nace su pasión por ayudar a los demás. En su nota biográfica oficial lo explica con estas palabras:
En público, no duda en explicar el papel que han tenido sus tres hijos en la labor que desempeña, sobre todo cuando en un viaje de vacaciones que realizó con la familia en el año 2001 vio por el retrovisor al menor de sus chicos, de 5 años de edad por aquel entonces, durmiendo en el coche con la cabeza caída hacia un lado.
Primero se asustó pensando en cómo podría reaccionar ese cuerpo en un choque y luego se puso manos a la obra para poner remedio a la situación y pidió a sus compañeros de Ford que estudiaran los efectos del airbag para cinturón en los más pequeños.
En privado, cenando con los seis medios que acudimos desde España, cuenta que sus valores morales le dicen que 1.300.000 fallecidos por causas del tráfico son por sí mismos una misión para cualquier persona que tenga interés en ayudar a la Humanidad, así que él pone su fe religiosa y sus conocimientos sobre Física al servicio de esta gran misión humanitaria consistente en salvar vidas.
Steve da un respingo cuando se plantea que lleva ya 28 años en el mundo de la seguridad de los ocupantes, y en varias ocasiones me dice que ya tiene una edad. Bromeamos sobre el asunto mientras hace fotos de turista en las calles de Colonia. Con independencia de cuáles sean mis opiniones sobre la fe religiosa, entiendo y comparto la tesis de este hombre. Sus elevados valores morales le hacen buscar el camino para hacer del mundo un lugar más seguro y más feliz para todos.
No me diréis que no es admirable.
Foto | Josep Camós
En Circula Seguro | Probamos el airbag para cinturón de Ford en Merkenich, Cómo se realiza un crash test, así lo hemos vivido en el centro de investigación de Ford en Merkenich
Stephen Rouhana es una de esas personas que cuando las conoces despiertan tu admiración. Este físico criado en Nueva York y que ahora vive en el estado de Michigan se puede considerar en buena parte padre de los dummies digitales infantiles además de haber colaborado con algunas observaciones vitales en el desarrollo del airbag para cinturón de seguridad. Y todo lo hace por un motivo: sus ganas de ayudar a los demás.
Escucharle hablar es todo un lujo. Lleva prácticamente media vida trabajando sobre la seguridad vial en el automóvil. Tras formar parte durante 17 años de la plantilla de General Motors en la investigación de protección a los ocupantes, en el año 2000 se unió a Ford, donde es Jefe Técnico de Seguridad, Investigación e Ingeniería Avanzada, y sus investigaciones son pioneras en el área de la respuesta humana al impacto, en especial respecto de los daños abdominales y del ruido del airbag al accionarse, para lo que no duda en consultar a especialistas del campo de la Medicina.
Más recientemente ha centrado su investigación en uno de los primeros modelos de niño digitales del mundo, que podría servir como dummy virtual para pruebas de choque por ordenador, y es que tal y como explica, antes de realizar un crash test con todas las consecuencias se evalúan todas las variables en pantalla gracias a sofisticadas aplicaciones de pruebas de choque virtuales.
En la historia de los crash tests se han empleado animales, personas y dummies cada vez más realistas, y también se emplean simulaciones digitales para avanzar en el campo de la seguridad pasiva. Las reproducciones virtuales se realizan digitalizando el esqueleto, los órganos internos y el cerebro con resonancias magnéticas y tomografías axiales computerizadas (más conocidas por las siglas TAC) de cada componente por separado para analizar sus reacciones de forma precisa. Rouhana, que ha sido galardonado por su trabajo en esta área, lo explica así:
Nuestros sistemas de retención están desarrollados para reducir lesiones graves y muertes y han demostrado ser muy efectivos, pero se siguen produciendo lesiones causadas por colisiones. Cuanto más sepamos sobre el cuerpo humano, más podremos tenerlo en cuenta para mejorar aún más nuestros sistemas de retención. Construir un modelo humano digital de un niño nos ayudará a diseñar futuros sistemas que proporcionen una protección aún mejor para nuestros jóvenes ocupantes de vehículos.
La seguridad, para hacer del mundo un lugar mejor
Desde el primer momento que te pones a charlar con Stephen Rouhana tienes la sensación de estar ante un hombre excepcional. Tiene un brillo especial en la mirada que no intimida sino que tranquiliza. Desprende la humildad de los sabios, pregunta, quiere saber de todo, y muy especialmente de todo lo que suene a relaciones entre las personas. Pasamos un buen rato comentando matices idiomáticos, detalles gastronómicos y asuntos de viajeros.Miro su rostro y veo en él la palabra “humanismo“. Habla con un tono completamente amigable que te atrapa y te hace sentir su pasión por el trabajo de hacer más seguros los coches. Para Stephen Rouhana, no hay una barrera entre lo espiritual y la función que desempeña en Ford. De hecho, vive la seguridad de los ocupantes como una extensión de sus profundas creencias espirituales.
Su caso es singular desde la raíz. De sus convicciones religiosas adquiridas ya desde que era un chaval de instituto y profundas hasta el punto de querer convertirse en diácono de la Iglesia, para lo que se está formando en la actualidad, nace su pasión por ayudar a los demás. En su nota biográfica oficial lo explica con estas palabras:
He sido bendecido a lo largo de mi vida, aunque sin mérito por mi parte, así que quiero compartir esta bendición a través de mi trabajo para hacer del mundo un lugar mejor. Mi fe es la conductora fundamental de mis acciones.
En público, no duda en explicar el papel que han tenido sus tres hijos en la labor que desempeña, sobre todo cuando en un viaje de vacaciones que realizó con la familia en el año 2001 vio por el retrovisor al menor de sus chicos, de 5 años de edad por aquel entonces, durmiendo en el coche con la cabeza caída hacia un lado.
Primero se asustó pensando en cómo podría reaccionar ese cuerpo en un choque y luego se puso manos a la obra para poner remedio a la situación y pidió a sus compañeros de Ford que estudiaran los efectos del airbag para cinturón en los más pequeños.
En privado, cenando con los seis medios que acudimos desde España, cuenta que sus valores morales le dicen que 1.300.000 fallecidos por causas del tráfico son por sí mismos una misión para cualquier persona que tenga interés en ayudar a la Humanidad, así que él pone su fe religiosa y sus conocimientos sobre Física al servicio de esta gran misión humanitaria consistente en salvar vidas.
Steve da un respingo cuando se plantea que lleva ya 28 años en el mundo de la seguridad de los ocupantes, y en varias ocasiones me dice que ya tiene una edad. Bromeamos sobre el asunto mientras hace fotos de turista en las calles de Colonia. Con independencia de cuáles sean mis opiniones sobre la fe religiosa, entiendo y comparto la tesis de este hombre. Sus elevados valores morales le hacen buscar el camino para hacer del mundo un lugar más seguro y más feliz para todos.
No me diréis que no es admirable.
Foto | Josep Camós
En Circula Seguro | Probamos el airbag para cinturón de Ford en Merkenich, Cómo se realiza un crash test, así lo hemos vivido en el centro de investigación de Ford en Merkenich
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