No es la primera vez que hablamos de la amaxofobia en Circula Seguro, y hoy recuperamos nuestras reflexiones sobre el miedo a conducir a raíz de un estudio de FUNDACIÓN MAPFRE con el que se pretende explicar el porqué de la amaxofobia. En España, unos 8,5 millones de personas reconoce tener miedo a conducir en ciertas circunstancias relacionadas con el mal tiempo, la densidad del tráfico, nocturnidad y en trayectos nuevos, por poner algunos ejemplos.
Siente miedo a conducir un tercio de los conductores, nada más y nada menos, y hay algunos datos curiosos, como el que señala que el porcentaje de mujeres con amaxofobia es casi el doble que de hombres. El miedo a conducir es un trastorno que habitualmente se sufre en silencio y que afecta a la autoestima de quien lo padece, pero puede superarse con la ayuda de un especialista.
Los factores que influyen en la amaxofobia son diversos, pero hay algunos aspectos comunes a los afectados, como la predominancia de mujeres mayores de 40 años, generalmente con permiso de conducir desde hace más de 15 años aunque no conducen con demasiada frecuencia o incluso han desistido de la conducción.
Es habitual que estas personas comenzasen a sentir miedo al volante al poco tiempo de obtener el permiso de conducir, y el problema se desata sobre todo si han sufrido o presenciado un siniestro vial grave o cuando son personas que actúan con inseguridad porque necesitan controlar múltiples facetas de su vida, incluida la conducción.
La amaxofobia afecta especialmente a personas que tienen miedo por la falta de control, que son inseguras y que sufren estrés y depresión habitualmente. También suele presentarse en personas que han dejado de conducir durante un periodo de tiempo y que padecen otras fobias, como miedo a volar o a permanecer en espacios cerrados.
Hablamos también de personas muy responsables, autoexigentes, perfeccionistas, con necesidad de que alguien se ocupe de ellas, y a quienes les gusta tener todas las variables posibles bajo su control, incluida la conducción. ¿Cuál es el problema? Que en cuanto algún imprevisto les desordena el esquema, les ataca la inseguridad. Por otra parte, la amaxofobia masculina suele aparecer a partir de los 60 años, y va ligada a la merma de aptitudes psicofísicas.
A la mínima sensación de riesgo los amaxofóbicos prefieren no conducir, lo que les convierte en personas muy dependientes y acostumbradas a cambiar de planes continuamente. En consecuencia, se sienten frustradas, tristes, impotentes y con la autoestima baja, especialmente porque no entienden por qué sufren miedo a conducir y no saben cómo superarlo. Los amaxofóbicos que se ven obligados a conducir lo hacen con ansiedad, nerviosismo, taquicardias y sudoración en las manos.
Más de la mitad de las personas con amaxofobia pasan a conducir de forma esporádica, realizando siempre unos mismos recorridos y evitando las situaciones que les hacen sentirse más inseguras, como la circulación por autopistas, con tráfico denso o por la noche.
Como sucede con otros trastornos similares, el miedo a conducir se puede tratar con la ayuda de un psicólogo especializado en fobias. El primer paso es tomar conciencia del problema y buscar ayuda en un profesor de formación vial o, dependiendo de los casos, en la familia para ganar confianza a la hora de conducir. Además, si la amaxofobia está ligada con un siniestro vial, será necesario buscar ayuda para superar el estrés postraumático.
Estas son sólo algunas de las conclusiones del segundo estudio que el Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE ha realizado sobre el miedo a la conducción para comprender y encontrar denominadores comunes en las personas que sufren amaxofobia, entenderlo mejor, tratarlo de forma adecuada y ayudar a prevenirlo.
Siente miedo a conducir un tercio de los conductores, nada más y nada menos, y hay algunos datos curiosos, como el que señala que el porcentaje de mujeres con amaxofobia es casi el doble que de hombres. El miedo a conducir es un trastorno que habitualmente se sufre en silencio y que afecta a la autoestima de quien lo padece, pero puede superarse con la ayuda de un especialista.
Los factores que influyen en la amaxofobia son diversos, pero hay algunos aspectos comunes a los afectados, como la predominancia de mujeres mayores de 40 años, generalmente con permiso de conducir desde hace más de 15 años aunque no conducen con demasiada frecuencia o incluso han desistido de la conducción.
Es habitual que estas personas comenzasen a sentir miedo al volante al poco tiempo de obtener el permiso de conducir, y el problema se desata sobre todo si han sufrido o presenciado un siniestro vial grave o cuando son personas que actúan con inseguridad porque necesitan controlar múltiples facetas de su vida, incluida la conducción.
La amaxofobia afecta especialmente a personas que tienen miedo por la falta de control, que son inseguras y que sufren estrés y depresión habitualmente. También suele presentarse en personas que han dejado de conducir durante un periodo de tiempo y que padecen otras fobias, como miedo a volar o a permanecer en espacios cerrados.
Hablamos también de personas muy responsables, autoexigentes, perfeccionistas, con necesidad de que alguien se ocupe de ellas, y a quienes les gusta tener todas las variables posibles bajo su control, incluida la conducción. ¿Cuál es el problema? Que en cuanto algún imprevisto les desordena el esquema, les ataca la inseguridad. Por otra parte, la amaxofobia masculina suele aparecer a partir de los 60 años, y va ligada a la merma de aptitudes psicofísicas.
A la mínima sensación de riesgo los amaxofóbicos prefieren no conducir, lo que les convierte en personas muy dependientes y acostumbradas a cambiar de planes continuamente. En consecuencia, se sienten frustradas, tristes, impotentes y con la autoestima baja, especialmente porque no entienden por qué sufren miedo a conducir y no saben cómo superarlo. Los amaxofóbicos que se ven obligados a conducir lo hacen con ansiedad, nerviosismo, taquicardias y sudoración en las manos.
Más de la mitad de las personas con amaxofobia pasan a conducir de forma esporádica, realizando siempre unos mismos recorridos y evitando las situaciones que les hacen sentirse más inseguras, como la circulación por autopistas, con tráfico denso o por la noche.
Como sucede con otros trastornos similares, el miedo a conducir se puede tratar con la ayuda de un psicólogo especializado en fobias. El primer paso es tomar conciencia del problema y buscar ayuda en un profesor de formación vial o, dependiendo de los casos, en la familia para ganar confianza a la hora de conducir. Además, si la amaxofobia está ligada con un siniestro vial, será necesario buscar ayuda para superar el estrés postraumático.
Estas son sólo algunas de las conclusiones del segundo estudio que el Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE ha realizado sobre el miedo a la conducción para comprender y encontrar denominadores comunes en las personas que sufren amaxofobia, entenderlo mejor, tratarlo de forma adecuada y ayudar a prevenirlo.
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