La mayoría de los centros que se dedican a la formación continuada de conductores estructuran sus cursos en dos partes, una teórica y otra práctica, donde se abordan temas como estos:
Conceptos básicos de la conducción. Un poco de Física básica en forma de repaso a las fuerzas que intervienen en la conducción y a las fórmulas que le son de aplicación.
Conducción defensiva. Porque hoy en día hay que tener más en cuenta las andanadas de los demás que las carencias de uno mismo.
Reacción ante una situación de peligro. Tener claro cuál debe ser la respuesta en cada momento y mantener la calma son la base para salir airosos de cualquier trance.
Manejo correcto del volante. El abc de la conducción comienza por sentarse bien y accionar correctamente los mandos del vehículo.
Frenadas de emergencia. Con ABS o sin él, la detención del vehículo debe producirse donde nosotros queremos, y no en un punto impreciso de la vía.
Dinámica y estabilidad del vehículo. Adherencia lineal contra adherencia transversal, transferencia de cargas, aerodinámica del vehículo son conceptos básicos para comprender las reacciones del automóvil.
Trazado de curvas. Tipos de curva, velocidad y posición de entrada, desarrollo de la curva, velocidad y posición de salida.
Elementos de seguridad activa y pasiva del vehículo. Un repaso a las siglas que evitan que tengamos una colisión y también a las que minimizan los daños en caso de sufrir un siniestro.
Por otra parte, algunas firmas como Mercedes-Benz, BMW, Audi y Porsche ofrecen a sus clientes cursos específicos sobre el manejo de sus vehículos. Y es que cuando hablamos de máquinas de ese calibre no hay nadie mejor que los fabricantes para explicar cómo sacar el mejor partido de sus automóviles.
Hasta hace poco tiempo, la DGT se oponía a este tipo de cursos. Tampoco es de extrañar. Más de un conductor aprovechaba las enseñanzas recibidas para buscar los límites de su vehículo y pasarse completamente de la raya. Navarro y los suyos han recapacitado, afortunadamente. El quid de la cuestión no es demonizar los cursos de perfeccionamiento de la conducción, sino hacer ver a la gente que el fin último de la formación continuada es buscar la seguridad, no cargársela a base de forzar la máquina.
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