miércoles, 10 de agosto de 2011
Conductores mayores de 60 años.
Los conductores mayores de 60 años tienen una presencia creciente en la carretera. Si en 1998 sumaban 1.919.845, en 2006, último año del que se disponen datos completos, ya alcanzaban los 3.165.920, un 65%.
Pero no sólo hay que contar con el progresivo envejecimiento de los automovilistas para explicar el crecimiento del número de conductores de más de 60 años. El surgimiento de grandes zonas comerciales en las periferias de las ciudades, el distanciamiento físico de las familias por motivo de trabajo, la posesión de segundas viviendas o el simple deseo de viajar impulsan a un número creciente de personas veteranas a obtener el permiso de conducir.
De hecho, tan sólo en 2006 un total de 12.155 personas mayores de 60 años obtuvieron por primera vez la licencia. Casi 800 de estos conductores, 783 para ser exactos, superaban los 74 años.
Este incremento del número de automovilistas veteranos comienza a plantear problemas de seguridad. Estudios llevados a cabo en Estados Unidos -donde los baby boomers (la generación de los nacidos entre 1946 y 1964) tienen una gran presencia en la carretera- demuestran que el número de accidentes puede llegar a crecer entre un 130% y un 300% en el curso de los próximos 20 años.
La razón es simple, la merma de capacidad física que comporta la edad, hace que los conductores también vayan perdiendo facultades. Sus movimientos son más lentos, sus reflejos empeoran y les cuesta más moverse, tanto para acceder o salir del vehículo, como para moverse dentro de él. Los fabricantes de automóviles y de componentes han comenzado a trabajar en este terreno. Ford Motor Company ha diseñado un traje, el Third-Age Suit (traje de la tercera edad) para estudiar los efectos del paso de los años en los conductores más veteranos.
El mono, de color azul, ha sido diseñado especialmente para limitar los movimientos de sus usuarios, especialmente en la cintura hombros, codos y piernas. Completan la indumentaria unos guantes que reducen el tacto y restringen los movimientos de las manos. El usuario utiliza, por último, unas gafas que reducen la visión, para simular un principio de cataratas, algo común a partir de los 70.
"Gracias al traje nuestros ingenieros pueden comprender cómo se siente un conductor en esta etapa de la vida. El diseño está entonces más en línea con las necesidades reales de los potenciales clientes", asegura Eero Laansoo, ingeniero en el Departamento de Ergonomía de Ford.
Cuando los ingenieros se ponen este traje, pueden comprobar en primera persona qué significa tener dificultades para entrar y salir del vehículo, las piernas se vuelven pesadas, las articulaciones funcionan con más torpeza, girarse antes de abrir la puerta resulta casi imposible y los movimientos, en general, se ralentizan.
Con la información obtenida, los ingenieros pueden reubicar los mandos dentro del vehículo para hacerlos más accesibles, también se mejora su tacto y se trabaja en puertas y maleteros que requieran menos esfuerzo. Incluso se diseñan asientos giratorios que ayuden a entrar y salir del vehículo.
La compañía aeronáutica Boeing ya ha mostrado interés por el traje, que también puede ayudar a mejorar el acceso a las plazas de sus aviones, así como pasillos más fáciles de transitar. Junto al Third-Age Suit, Ford también ha desarrollado otro traje, para simular una mujer en avanzado estado de gestación. El equipo cuenta con una bolsa que se puede rellenar de agua, hasta un máximo de 15 kilos, que no sólo agrega peso, sino también bulto.
El Empathy Belly, que es como se llama el dispositivo, permite comprender cuáles son las limitaciones con las que se enfrenta una mujer embarazada. Además de la barriga artificial, consta de una cuerda que, al tensarla, dificulta la respiración.
Los datos obtenidos con el Third-Age Suit y el Empathy Belly ayudan a introducir mejoras en todas las plazas del vehículo, haciéndolas más accesibles, pero también más cómodas."Sé que he hecho bien mi trabajo cuando nadie se da cuenta de la multitud de detalles que incluimos en ese coche. La buena ergonomía siempre resulta invisible", asegura Eero Laansoo.
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