En los sistemas de frenado convencionales, cuando el conductor presiona el pedal del freno se transmite una fuerza de frenado exactamente igual a las cuatro ruedas. Pero, esta fuerza de frenado no es la que directamente provoca la desaceleración del coche. La fuerza de frenado solamente ejerce una resistencia al giro de las ruedas. El real frenado se produce gracias a la fuerza que se genera por la fricción entre rueda y pavimento.
Entre rueda y pavimento existe un coeficiente de fricción cuyo valor es función del estado del material de fricción y de la naturaleza y estado del camino.
Es evidente que estas variables, frecuentemente, son diferentes entre una rueda y la otra: materiales de fricción con diferente agarre o pisando zonas de camino distintas a las pisadas por otros materiales. En definitiva, esto se traduce en que, durante un frenado, las ruedas no aportan la misma fuerza para producir la desaceleración del vehículo, lo cual evidentemente provoca curvas en un plano horizontal que tiende a desviar el vehículo de su trayectoria.
Este efecto, si la frenada es brusca, puede ser extremadamente peligrosa y dar origen a accidentes.
Debido a lo expuesto, los fabricantes de automóviles han desarrollado un conjunto de sistemas que en gran medida soluciona estos problemas.
La figura que se muestra a continuación posee los sistemas que se han creado para solucionar los problemas del frenado.
Debido a lo expuesto, los fabricantes de automóviles han desarrollado un sistema que denominaron ABS que, en gran medida, otorga solución al problema.
El sistema electrónico de antibloqueo de los frenos (ABS) es, sin duda, el mejor dispositivo desarrollado nunca de cara a la seguridad. Este sistema evita que las ruedas se bloqueen, lo que permite al conductor mantener el control del vehículo.
El sistema que controla las funciones del ABS es una microcomputadora (ECU: Electrónico Control Unit) instalada en el automóvil. Cada rueda tiene un sensor de velocidad de giro, información que se transmite a la ECU. La señal de salida de la ECU se dirige a electro válvulas que regulan la presión del líquido de freno a cada rueda. El sistema tiene como consigna el mantener iguales las velocidades de las ruedas, regulando la fuerza de frenado de cada rueda. Si, en un proceso de frenado, alguna rueda reduce sensiblemente su velocidad, comparada con las otras ruedas, es porque tiene tendencia a patinar. Entonces le sistema le disminuye la fuerza de frenado a dicha rueda hasta igualar su velocidad a la de las restantes. De esta forma se obtiene una acción de frenado uniforme y con la seguridad de que dicha fuerza de frenado es la máxima posible compatible con las condiciones y que hace que el automóvil se detenga en la distancia más corta posible, manteniendo las cualidades de gobernabilidad del vehículo, compatible con una desaceleración segura.
Otro aspecto de vital importancia que debe tenerse en cuenta: Las ruedas directrices mantienen su cualidad de dirigir el vehículo siempre y cuando se encuentren girando. Si están bloqueadas, la acción de dirección requerida por el conductor no se cumple; el coche sigue derecho. El sistema ABS evita precisamente este bloqueo de ruedas, manteniendo, aun en frenadas enérgicas y en cualquier condición de camino, la disponibilidad de dirigir al automóvil.
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