A no ser que se sea un experto en coches, es raro conocer cómo funciona un automóvil por dentro y no mucha gente sabe qué se esconde en ese recóndito lugar tras la rueda. En la estructura de un automóvil, las suspensiones son el nexo de unión entre las ruedas y el chasis del coche. Según la definición de la RAE, las suspensiones son el conjunto de las piezas y mecanismos destinados a hacer elástico el apoyo de la carrocería sobre los ejes de las ruedas. Dentro de este mecanismo existen dos piezas principales:
• Muelle. Es el elemento elástico que se interpone entre las ruedas y el bastidor a través de distintos tipos de unión. Existen cuatro tipos de muelle: el helicoidal, que es el más utilizado actualmente; la ballesta, que suele montarse en vehículos que necesitan una gran capacidad de carga y donde la comodidad es menos importante; el muelle neumático, muy utilizado en los todoterrenos para poder variar la altura libre al suelo cuando se internan en terrenos difíciles y, finalmente, la barra de torsión.
• Amortiguador. Se encarga de controlar la energía que el muelle absorbe y que luego devuelve prácticamente en la misma proporción, cuando el automóvil pasa por un bache. Reduce así las oscilaciones de la carrocería. También existen varios tipos de amortiguación: hidráulicas, hidráulicas con válvulas, de doble tubo (los más usados en los automóviles convencionales), monotubo, de frecuencia selectiva, reológico, y regulables en dureza.
Sumando estos dos elementos obtenemos los sistemas de suspensión. De forma general, podemos encontrarnos con los siguientes:
• Suspensión autonivelante. En los vehículos que están pensados para llevar grandes cargas, la altura de la suspensión puede variar debido a este peso. Para mantener la misma altura, este tipo de suspensiones tiene unos sensores que detectan la variación de la altura de la carrocería y mediante un sistema neumático vuelve a la posición normal.
• Suspensión de altura variable. Se basa en los muelles neumáticos. En lugar de una ballesta o un muelle helicoidal se pone un cilindro lleno de aire unido al eje de las ruedas y un pistón que se desplaza por su interior unido a la carrocería. Para bajar y subir la carrocería, se desinfla o se infla el cilindro y se sube o se baja el pistón. Para inflarlo o desinflarlo se utiliza un compresor que funciona por el motor del coche. Esta altura puede variarla el conductor a través de un mando situado en el salpicadero, o se puede cambiar de forma automática mediante sensores que detecten las necesidades del vehículo. Este sistema de amortiguación es de los más caros del mercado. Normalmente aparece como extra en las listas de opciones de modelos de gama alta.
• Suspensión independiente. En ella no existe unión rígida entre las ruedas del mismo eje. Es el sistema más usado en los coches actuales y el que proporciona mayor confort y estabilidad. Según el movimiento de la rueda en relación a la carrocería existen tres tipos de suspensión independiente: McPherson, paralelogramo deformable y rueda tirada.
• Eje rígido. Las ruedas del mismo eje están unidas por un elemento rígido. Su estructura es más simple y ofrece menos estabilidad y confort que las suspensiones independientes. Normalmente este tipo de suspensión se monta en el eje trasero de todoterrenos y pick-ups. Resulta muy robusto para conducción offroad y para soportar grandes cargas.
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