Es el componente del sistema de frenos que menos importancia se le presta, sin embargo es vital para la seguridad en el frenado.
El líquido de frenos es un líquido incompresible que impulsado por la bomba de freno sirve para transmitir a las cuatro ruedas el esfuerzo ejercido sobre el pedal de freno.
Además de diferentes calidades, hay distintos tipos con características diferenciales para el tipo de vehículo que se trate.
Un buen líquido de freno debe otorgar protección contra la corrosión (para no dañar los componentes metálicos como la bomba de freno y cilindros de rueda), no debe generar un excesivo hinchamiento de las gomas que componen el sistema (cubetas y juntas) y debe tener una temperatura de congelación baja, para que no se congele con el frío.
Pero lo más importante es que debe tener un adecuado punto de ebullición. A partir de esta característica se distinguen los diferentes tipos DOT 3 205 °C, DOT 4 230 °C o DOT 5 260°C (el origen de esta clasificación es la normativa emitida por el Departamento de Transporte de los EE.UU.).
El líquido de freno es higroscópico, lo que significa que con el tiempo absorbe agua. El hecho de que el líquido de frenos sea higroscópico tiene dos motivos, uno impedir la formación de gotas de agua (las cuales se diluyen) para prevenir la corrosión local y segundo evitar el congelamiento a bajas temperaturas. El sistema de frenos trabaja a altas temperaturas especialmente en las ruedas.
Si por el uso intensivo de los frenos esa temperatura supera la máxima soportada por el líquido de frenos utilizado, se forman burbujas de aire. Debe tenerse en cuenta que cuando va absorbiendo agua el punto de ebullición va descendiendo. A medida que el líquido de frenos se carga de agua el mismo pierde se vuelve más “comprimible” perdiendo eficacia de frenado y en ocasiones extremas puede generar una “perdida total de frenado” por cuanto el conductor pisa en vacío.
Por ello es aconsejable el cambio regular del líquido de freno, lo cual asegura el pleno rendimiento del sistema de freno en cualquier situación de conducción. Si bien generalmente un indicador luminoso en el tablero de instrumentos indica cuando se ha alcanzado el nivel de alerta, es preferible controlar el líquido de frenos antes de hacer un viaje. Le recomendamos que controle y renueve regularmente el líquido de frenos como mínimo una vez cada 2 años o cada 60.000 km. En caso de que el nivel de líquido de frenos suba o baje anormalmente, consulte inmediatamente con un servicio técnico especializado.
No se recomienda la mezcla de los líquidos de frenos DOT 3 y DOT 4 ya que este último es más agresivo. No todas las juntas de gomas de un sistema DOT 3 son adecuadas para un DOT 4. El riesgo es que por un deterioro de las cubetas quedarse sin frenos. Los líquidos de frenos DOT 5 (a base de silicio) no se pueden mezclar con líquidos de ningún otro tipo. Se debe usar siempre el líquido de frenos diseñado para cada sistema de frenos, el cual se especifica en la tapa del recipiente, o bien, es especificado por el fabricante del automóvil.
El líquido de frenos es tóxico si se ingiere e irrita los ojos y la piel al contacto. Por ello hay que tener precaución con su manipulación. Además el líquido de frenos puede atacar la pintura y componentes de plástico. Por ello ha de eliminarse lo antes posible en caso de derrame. El líquido de frenos usado ha de depositarse en un contenedor de residuos especiales.
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