viernes, 29 de julio de 2011

Neumáticos en perfecto estado, una garantía de seguridad.


Una conducción segura exige circular con las cuatro ruedas en buen estado, de acuerdo al clima, el tipo de conducción y las características del vehículo

La mejor elección

El mejor neumático es el que combina un mayor número de prestaciones con una larga vida útil, y todo ello a buen precio. Algunos se caracterizan por un comportamiento excelente en piso mojado pero su longevidad resulta decepcionante, y viceversa. Entonces, ¿cómo se puede acertar y escoger el que mejor se adapte a las necesidades de cada conductor?

El tipo de neumático que equipa de origen cada coche ha sido elegido por el fabricante para optimizar las prestaciones del vehículo. Por tanto, en condiciones normales, se recomienda mantener el mismo modelo. Ahora bien, siempre se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, de las condiciones climáticas, del estado de las carreteras y de los recorridos.

El tamaño influye en el comportamiento del vehículo: el montaje de unas ruedas de mayor diámetro contribuye a que reduzca su potencia y se aumente la velocidad. Por el contrario, si se disminuye el diámetro se aumenta la potencia y la velocidad es menor. En ambos casos, quedan afectadas también la dirección y la suspensión.

Por otro lado, la variación del ancho de un neumático hace que la respuesta de un coche sea diferente y que, a mayor anchura, proporcione mayor estabilidad y agarre, aunque se producen otros efectos negativos: pérdida de potencia y velocidad punta al aumentar los rozamientos, e incremento del consumo de combustible.

Significado de los códigos

Antes de pasar por caja con un neumático nuevo en un establecimiento comercial conviene conocer el significado de los códigos que lucen los neumáticos en sus flancos. Tomemos como ejemplo esta medida: 195/65 R 15 H

195: Ancho del neumático, en milímetros.
65: Relación altura/ancho de sección o perfil.
R: Tipo de estructura del neumático. R significa radial.
15: Diámetro interior, expresado en pulgadas.
H: Código de velocidad. Q= 160 km/h; R=170 km/h; S=180 km/h; T=190 km/h; H=210 km/h; VR=más de 210 km/h; V=240 km/h; W=270 km/h; Y=300 km/h; ZR= más de 240 km/h.

Si el conductor está interesado en cambiar los neumáticos que calza de serie su automóvil por otros tiene que tener en cuenta, además, su ficha técnica, que indica la medida homologada para el vehículo y un par de medidas más que se consideran equivalentes. Tomar esta decisión no supone mayor problema, siempre que las medidas de la rueda escogida sean equivalentes a las de la ficha técnica del automóvil. Si lo son, no es necesario pasar la ITV para homologar el nuevo neumático.

Se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, las condiciones climáticas, el estado de las carreteras y los recorridos

Pero, ¿cómo asegurarse de que las medidas son equivalentes? Su diámetro no puede variar más de un 2% de la medida original, siempre que el ancho no sea inferior al original. Sí es necesaria la homologación, en cambio, cuando a pesar de que la medida del neumático no supere ese margen del 2%, las llantas hagan aumentar el ancho de vías del vehículo.

Homologar el neumático es un proceso sencillo: se necesita un proyecto técnico y un certificado de ejecución de la reforma, así como un dictamen de un laboratorio reconocido, y el certificado del taller que realice el cambio. Aquellos que prefieran ahorrarse trámites y disfrutar de una mayor comodidad pueden contratar empresas especializadas en tramitar todas las gestiones necesarias.

Tipos de gomas

En el mercado actual se pueden adquirir tres tipos de neumáticos:

Neumáticos de invierno Se caracterizan sobre todo por la profundidad del dibujo, de más de cinco milímetros. De esta manera se mejora el agarre en suelo mojado, con hielo o nieve. El dibujo más hondo provoca que el hielo, la nieve o el agua atraviesen las hendiduras, manteniendo el contacto con el suelo. Estos neumáticos se deben utilizar cuando las temperaturas bajan de siete grados centígrados. Estas ruedas se distinguen con facilidad en Europa porque en los lados se lee la leyenda M+S, mientras que en Estados Unidos el símbolo es Show Flake. Pero no todos son ventajas: a temperaturas superiores a siete grados estos neumáticos tienden a degradarse con rapidez debido a que el caucho utilizado en su construcción es más blando.

Neumáticos mixtos Son los más utilizados porque aúnan propiedades de las gomas de invierno y las de verano, de manera que pueden utilizarse todo el año siempre que las temperaturas no sean extremas.

Neumáticos de verano La profundidad mínima de su dibujo es de 1,6 milímetros, lo que limita su uso a los meses de verano. Fabricados en un caucho más duro que el de los neumáticos de invierno, registran una mejor adherencia y control en temperaturas altas. Dentro de la gama de neumáticos de verano, una de las principales diferencias es el tamaño, aunque los coches de gama media utilizan medidas estándar no demasiado grandes.

A mayor gama de automóviles y de potencia, los neumáticos se hacen más anchos para mejorar el agarre y ofrecer mayores prestaciones en conducción deportiva. El problema de los neumáticos anchos es que en conducciones de lluvia o nieve son más proclives a perder tracción o a patinar. Por ello, en este tipo de situaciones un neumático estrecho actuará como un cuchillo que "corta" tanto la nieve como el agua.

Aparte de esta clasificación genérica se pueden adquirir subtipos, como los neumáticos para todoterrenos, ruedas similares a las de invierno aunque con características propias. Su uso está muy limitado al campo, ya que en superficies asfaltadas se desgastan con rapidez. Además de ofrecer mayor tracción en hielo, nieve y agua, son más resistente a pinchazos y golpes.

Neumáticos seguros
Mirar el punto de la banda de rodadura y comprobar que su perfil alcanza al menos 1,6 milímetros. Ante el peligro de "aquaplaning", mejor que llegue a 3 milímetros.

No usar neumáticos antiguos. Envejecen con el paso del tiempo (no hay que utilizarlos durante más de seis años) y por el contacto con aceites, líquidos de frenos o carburantes. Examinar los flancos en busca de pequeñas grietas.

La vida útil de las marcas y modelos más conocidos oscila entre los 54.000 y los 72.000 kilómetros.

Una conducción tranquila alarga la vida de las ruedas. Si es rápida y deportiva, se degradarán con más rapidez los neumáticos.

Comparar las marcas y sus características. Hay fabricantes que adaptan los neumáticos al tipo de conducción, y por tanto varían su adherencia, comportamiento y duración.

No hay que fijarse sólo en el precio. La calidad y las dimensiones no deben pasar a un segundo plano si se desea conducir con seguridad.

Fuente: Consumer Eroski

Primeros auxilios tras un accidente en ruta.


¿Qué hacer ante un accidente en ruta?. En primer lugar, la atención de los heridos debe dejarse en manos de profesionales pese a lo cual, cualquier conductor puede detenerse para señalizar el siniestro y ofrecer los primeros cuidados.

En segundo lugar, calma, serenidad y seguridad, tres premisas que se recomiendan a la hora de auxiliar en un accidente en ruta.

Sugerencias:

- Estacionar nuestro vehículo iluminado fuera de la calzada y rebasando, si es posible, el lugar del accidente.

- Señalizarlo con los triángulos en ambos sentidos de la circulación (excepto en autovías o autopistas) situándolos a una distancia suficiente.

- Inmovilizar los vehículos accidentados parando el motor, accionando el freno de mano e introduciendo una velocidad.

- Si hay víctimas, avisar a los servicios de urgencias. Hay que facilitar el lugar exacto del accidente, el número de víctimas y los síntomas de la gravedad de sus heridas.

- Suprimir todo elemento que pueda oprimir y agravar las lesiones. En el caso de motoristas, como norma general, nunca se debe retirar el casco.

- No se debe mover a los heridos, ya que podríamos agravar posibles lesiones no visibles. Esta norma sólo tiene dos excepciones, cuando el vehículo se ha incendiado o cuando se encuentra a punto de caer al agua. En estos casos hay que ser muy cuidadoso y extraer a la víctima movilizándola como si fuera un "paquete rígido", evitando doblar o tirar de ninguna parte de su anatomía. Se recomienda, a ser posible, un mínimo de cuatro personas para mover a un adulto.

- La denegación de auxilio constituye un delito. Pero esto no quiere decir que estemos obligados a una ayuda peligrosa o una intervención precipitada y ciega.

- Nunca parar a curiosear. Si un accidente está siendo atendido y no podemos aportar más ayuda, lo más recomendable es seguir nuestro camino. Cuando no tenemos función que desempeñar, lo único que podemos conseguir es obstaculizar y crear peligro.

Numerosas instituciones imparten cursillos de primeros auxilios en ruta. Las pocas horas invertidas en esta formación básica estarán bien recompensadas si un día nos encontramos ante un accidente.

Transporte escolar más seguro.


¿Cómo es o debería ser el transporte escolar más seguro?, aquí una breve descripción de las características.

Dispositivos de seguridad del vehículo

Espacios más amplios y estructura indeformable.
El habitáculo garantiza que, en caso de vuelco lateral, la estructura de la carrocería no se deforme y mantenga un espacio de seguridad para los pasajeros, además de absorber mejor el impacto frontal.

Un autobús más estable.

Se mejora el número y la posición de los ejes, la localización del centro de gravedad y el eje de balanceo, la suspensión, el comportamiento de torsión de la estructura, etc.

A este sistema se añaden otros dispositivos como el arco antivuelco, los frenos ABS y el retarder, entre otros.

Medidas que evitan el incendio.

Los materiales del depósito permiten que si hay una colisión, no se produzca un efecto "spray" con el combustible, sino que se rompa y caiga sobre la carretera. Se usan materiales ignífugos y se persigue que el humo que se genera en un incendio no sea tóxico u opaco.

Dispositivos de seguridad para el conductor

Ergonomía del puesto de conducción. El conductor se encuentra más cómodo y controla mejor los distintos sistemas. Su posición es más alta que la de los pasajeros. El habitáculo es más amplio para garantizar su seguridad.

Dispositivos de seguridad para viajeros

Bordes y materiales interiores menos agresivos. Asientos que amortiguan los golpes. Los asientos deben resistir el doble esfuerzo del "tirón" del pasajero que va anclado al asiento, por medio del cinturón de seguridad, y el "empuje" del pasajero que viaja en el asiento posterior, si no lo lleva abrochado. Ventanas más pequeñas y salidas de emergencia.

Cinturones de seguridad para niños.

El autobús más seguro dispone de cinturones en cada plaza, regulables a la altura de los niños y que se ajustan a su peso. Se recomiendan los que constan de dos puntos de anclaje, (dos bandas por encima de los hombros que se abrochan en la cintura.)

Compartimentos especiales para las mochilas.

Cajones bajo los asientos donde el niño introduce la mochila evitando que se desplace por el pasillo.

Velocidad al volante.


A más velocidad, menor seguridad. El exceso de velocidad aumenta la frecuencia y la gravedad de los accidentes de tráfico
Un choque a 120 km/h equivale a una caída vertical de 54 metros.
Se proclama en todos los idiomas, desde los soportes más diversos, con métodos amenazantes o con la persuasión en boca de los portavoces más representativos de la sociedad que el exceso de velocidad mata. Sin embargo, la reiteración de este mensaje no tiene el efecto deseado entre los conductores. Sólo en Semana Santa murieron en las carreteras españolas 63 personas y la razón principal de estos accidentes fue, una vez más, la velocidad.

Aunque todos creamos saber cuál es la velocidad adecuada, el número de accidentes por esta causa no cesa de aumentar. Por ello conviene recordar que para circular de forma segura es necesario respetar los límites establecidos, levantar el pie del acelerador y adecuar la marcha a las características de la vía y a las condiciones meteorológicas. Se trata de llegar, no de hacerlo en el menor tiempo posible.



Factores que afectan a la velocidad

El comportamiento del conductor

La mayoría de los conductores jóvenes conducen más deprisa que la media, según la Dirección General de Tráfico.
Los conductores que realizan un desplazamiento largo tienden a conducir más deprisa que los que hacen un trayecto corto.
Algunos estudios sugieren que la velocidad depende en gran medida de la familiaridad del conductor con la carretera. A mayor conocimiento de la vía, mayor velocidad.

Las características de la vía

El factor que más limita la velocidad es la curvatura en planta debido a la sensación que causa en el conductor de aceleración centrífuga (de dentro hacia fuera) y que no está compensada por el peralte.

En las vías convencionales y en zona urbana se registra el mayor número de siniestros por sobrepasar los límites de velocidad.

Las curvas suaves son los tramos más peligrosos cuando se circula con exceso de velocidad. La causa es el exceso de confianza del conductor.

Las condiciones meteorológicas

La niebla reduce la visibilidad disponible y causa reducciones de velocidad en ocasiones excesivas. La DGT informa de que ante una granizada, el 52% de los conductores implicados en accidentes comete una infracción de velocidad.
Durante la lluvia, el 24% de los accidentes son motivados porque la velocidad es inadecuada.

Situaciones peligrosas

El riesgo de sufrir un accidente cuando se toma una curva a una velocidad incorrecta se triplica.

La configuración del terreno, la nocturnidad, el humo, la vegetación, los deslumbramientos, etc., a una velocidad excesiva incrementa en cerca de un 150% el riesgo de sufrir un accidente.

La velocidad y la gravedad de los accidentes

La proporción de accidentes mortales es 1,6 veces superior cuando la velocidad es inadecuada.
El exceso de velocidad duplica el número de fallecidos cada 100 accidentes y causa lesiones más graves.

Velocidad y circunstancias especiales

No basta con respetar los límites de velocidad. Las características de la vía y la meteorología, entre otros factores, hacen que la velocidad adecuada sea aquélla que le permita dominar el vehículo ante cualquier obstáculo o imprevisto que se le presente.

Si circula de noche con luz de cruce no rebase los 90 km/h.
Con lluvia de intensidad media reduzca su velocidad de 10 a 20 km/h.
En curva, si circula con luz de cruce, reduzca un 10% la velocidad señalada; si llueve un 30%, y ante peligro de hielo un 60%.
No es aconsejable circular por carreteras heladas, pero si no tiene más remedio reduzca su velocidad un 60%.

Los paneles direccionales no se limitan a guiar al conductor marcándole la trayectoria de una curva. Indican cuánto hay que reducir la velocidad sobre la velocidad máxima permitida: entre 15 y 30 km/h, de 40 a 45 o más de 45 km/h.
Consecuencias del exceso de velocidad.

En más de uno de cada tres accidentes la velocidad es inadecuada, lo que hace que el número de muertos aumente el 50%.
El 37% de los accidentes mortales de tráfico se producen debido a la velocidad, bien porque se sobrepasan los límites establecidos, o por conducir de forma inadecuada a las condiciones o circular a marcha lenta.

El 83% de los accidentes por velocidad se debe a que el conductor no adapta su conducción a las circunstancias que le rodean.
A medida que aumenta la velocidad, el campo de visión del conductor se va reduciendo hasta llegar a un escaso ángulo de 30º cuando circula a una velocidad de entre 130 y 150 km/h, mientras que parado, la visión binocular de una persona normal abarca los 180º.

Cuanto mayor sea la velocidad de aproximación a una curva mayor es la inseguridad potencial de ésta.
En una intersección, la posibilidad de maniobras evasivas de urgencia son menores si la velocidad es mayor.

La gravedad de un accidente aumenta con la velocidad con que se produce el impacto del vehículo contra un obstáculo fijo o móvil, o con el suelo en caso de vuelco. Las primeras consecuencias mortales aparecen a partir de una velocidad final de unos 25 km/h para los ocupantes de un vehículo no provistos de cinturón de seguridad, y de unos 40 km/h para los ocupantes que se lo han colocado. La probabilidad de muerte es de un 50% a unos 50-55 km/h en el primer caso, y a 65 km/h en el segundo. Un choque a 120/h equivale a una caída vertical de 54 metros.

Reguladores y limitadores de velocidad

Son dispositivos electrónicos mediante los cuales el usuario fija una velocidad que quiere mantener en un largo recorrido (regulador) o que no quiere rebasar (limitador).
El regulador permite fijar una velocidad de manera que el coche la mantiene de forma automática sin necesidad de actuar constantemente sobre el pedal, acelerando el motor en las pendientes y frenando ligeramente en las bajadas para que la aguja se mantenga en el punto deseado del velocímetro. El sistema se desactiva de forma automática en cuanto el conductor toca el freno o el acelerador, evitando así ser un estorbo ante una repentina incidencia de la circulación.

El limitador alerta al conductor cuando va a rebasar la velocidad indicada. No le libera, por tanto, de llevar el pie derecho sobre el acelerador. El aviso se produce con una especie de "punto duro" en el acelerador por el que el conductor conoce la llegada de esta velocidad limitada. Si el conductor presiona con fuerza el acelerador, el limitador deja de actuar.

No utilice los reguladores de velocidad en carreteras sinuosas, con mucho tráfico, con niebla, lluvia intensa o en superficies deslizantes.
El limitador es muy útil en circulación urbana y en zonas con restricción de velocidad (obras en carretera), etc.

A pesar de que el sistema esté funcionando, siga manteniendo la atención sobre la conducción y esté preparado para actuar sobre los mandos del coche en cualquier momento. En ningún caso estas funciones sustituyen al conductor.

Fuente: Consumer.es Eroski

Viajando con niños.


Cuando decidimos salir de paseo o realizar un viaje largo y llevamos a nuestros hijos en el coche, tenemos que realizar una minuciosa planificación. Un viaje de por sí implica una preocupación y viajar con niños significa una preocupación más.

Pero no todo pasa por la preocupación porque, si bien nos obliga a una planificación especial, también es una ocasión de compartir con ellos un tiempo que habitualmente no todos los padres tenemos y nuestros hijos tanto necesitan.

Podremos compartir un mundo - el de los niños - que es divertido y lleno de sorpresas. ¿Qué necesitaremos?: buen humor, mucha paciencia, preparación y control de la situación para que la diversión y el descanso estén asegurados. Así lo afirman algunos expertos dedicados a la infancia.

Pero las necesidades son muy diferentes según se trate de bebés o niños o adolescentes.


Si viajaremos con bebés será prudente

- Aprovechar sus horas de sueño habituales para realizar el viaje.

- Llevar una bolsa con comida, agua y algunos juguetes, los que más le gusten al niño. Lo mejor será ir dándoselos de a uno, para evitar que se cansen rápidamente de todos.

- Parar con frecuencia, cada dos horas aproximadamente.

- Disponer de sillas infantiles (Recordar que las sillas infantiles son obligatorias, que deben situarse en el sentido contrario a la marcha y preferentemente en el asiento trasero).

- Si hiciera falta calentar el biberón, en algunas estaciones de servicio encontraremos calentadores, pero también podemos apelar a un recipiente térmico.

- Mantener el coche ventilado. Abrir la ventanilla de vez en cuando para renovar el aire.

- Tener precaución con el aire acondicionado, no sólo por los resfríos que puede causar, sino por la diferencia brusca de temperatura al sacar el bebé del coche.

Si los niños tienen entre 3 y 10 años

- Explicarles con antelación cómo será el viaje, lo que van a ver, etc., pues los niños le temen a la incertidumbre.

- Recuperar los tradicionales juegos infantiles: el "veo, veo", las "palabras encadenadas", el "piedra papel tijera", o "la forma de las nubes"... y muchos más que podamos inventar.

- Llevar algún juego que les guste y con el que se pueda jugar fácilmente dentro del vehículo. Importante que no sean objetos grandes ni pesados porque, que en caso de una frenada brusca o accidente, se convierten en peligrosos proyectiles.

- El viaje es una experiencia educativa. Se puede ilustrar sobre los diferentes paisajes, ciudades, árboles, etc. que se ven por el camino.

- Aprovechar las áreas de descanso o parar en los espacios recreativos infantiles de las ciudades por las que se pase, lo cual no sólo combate el aburrimiento, sino que también relaja a los niños y les permite soportar mejor el trayecto.

Si viajamos con preadolescentes o adolescentes

- Durante un viaje tendremos una magnífica oportunidad para hablar con ellos, para regalarles el tiempo y el interés que a diario no podemos dedicarles por las obligaciones laborales.

- Fomentar su interés por la naturaleza, la cultura, la geografía, etc. Durante el viaje se pueden visitar lugares de interés, museos o monumentos de aquellos temas que más les interesen.

Publicado por María Inés Maceratesi |

¿Cada cuanto hay que revisar los componentes del automóvil


Neumáticos, cinturones de seguridad y los indicadores de presión son algunos de los componentes del coche que precisan una revisión periódica, ya que todos tienen fecha de caducidad, ya sea cada 10 años, cada 15, o a las ocho horas de su uso, como sucede con los frenos ABS, prácticamente todos los elementos del vehículo que están a nuestro alcance requieren una revisión periódica y un seguimiento de su desgaste. Muchas de estas revisiones son gratuitas, como el cuidado de los limpiaparabrisas o el buen estado del extintor, aunque otras, como los controles de estabilidad, pueden costar algo más.

Revisión anual

Entre los elementos que requieren una vigilancia especial por el conductor del vehículo destacan los limpiaparabrisas. Muchos expertos aseguran que en lugares donde nieve o llueva mucho esta revisión se debe realizar a los seis meses. No es necesario acudir a un taller para su examen, basta con tener en cuenta el estado de las escobillas y observar si limpian de manera uniforme.

Otro de los 'invitados' que nunca debe faltar en el coche es el botiquín de primeros auxilios. Es bastante habitual que se lleve con medicinas y antisépticos ya caducados, de manera que cuando se necesiten no se podrán usar. Como en el caso anterior, conviene que cada cierto tiempo se compruebe que el alcohol no esté vencido, así como el agua oxigenada y que las tiritas adhesivas se han repuesto, sobre todo si se suele viajar con niños.
Otros elementos imprescindibles que no deben faltar en el botiquín del coche son: pinzas, tijeras de punta redondeada, algodón, esparadrapo, termómetro, toallitas antisépticas, yodo o mercurocromo y analgésicos.

La caja de herramientas, a diferencia de los anteriores elementos mencionados, no caduca, pero es habitual que con el paso de los años se vea desprovista de alguna que otra llave, martillo, tornillos... Por eso conviene revisar una vez cada vez tres meses que la linterna funciona, que hay unas pilas de repuesto, que las tijeras no se han oxidado y cortan, y que el juego de destornilladores también se halla en buen estado, como los guantes y la cinta aislante.
El extintor de mano, colocado habitualmente en el baúl del coche, suele ser otro de los objetos que pasan a formar parte del mobiliario del vehículo año tras año sin que nadie advierta su presencia. Sin embargo, conviene que cada año se lea el manómetro de presión que acompaña al extintor para cambiarlo en caso de que se encuentre muy baja. Normalmente caduca a los cuatro o cinco años. Estas revisiones son gratuitas, puesto que las puede hacer el propio conductor.

Cada dos años

Los expertos aseguran que el cinturón de seguridad debe revisarse cada día y sustituirse a los dos años. Aunque pueda parecer que los cinturones no tienen ningún rasguño ni desgaste, a partir de los dos años comienzan a perder propiedades, y los anclajes pueden cederse después de algunas frenadas fuertes.
Como sucede con los cinturones de seguridad, los neumáticos precisan de un cuidado diario, aunque sea una vez al año cuando se les practique un examen más profundo y cada tres años cuando se cambien por otros nuevos (incluida la rueda de repuesto). Es en ese momento cuando los 'testigos' de desgaste situados en el fondo del neumático indican que el dibujo de la rueda ha llegado a su profundidad mínima legal, lo que significa que la seguridad del conductor peligra. En estas condiciones si el conductor no cambia los neumáticos, estará cometiendo una infracción. Cuando se sobrepasa este límite, el neumático pierde eficacia, por lo que las distancias necesarias para frenar serán mayores, incrementándose así el riesgo de sufrir un aquaplanning.

Por último, conviene advertir de que el climatizador de un automóvil no caduca nunca, pero los fabricantes recomiendan que cada dos años se revise porque el gas del aire acondicionado puede perder propiedades. Siempre que se compruebe que el sistema no enfríe o caliente como corresponde hay que llevar el coche al taller. En todos estos casos las revisiones también pueden ser gratuitas porque están al alcance del propio conductor.

Cada cinco años

La diversidad de dispositivos 'avisadores', que en los últimos años vienen colocándose más cerca del conductor, debe revisarse cada cinco años, aunque esto no quiere decir que caduquen en este periodo:

El sensor de ocupación, que indica si hay alguna persona sentada en alguno de los asientos con airbag, para así activarlo o no, comienza a fallar a los cinco años y va unido al avisador de cinturón. Es muy importante que se revise periódicamente porque en un accidente, si está caducado, no se activarán los airbag. Precisamente, el airbag también se caduca cada cinco años, aunque la única forma de saberlo es a través del 'testigo del airbag', que se encenderá cuando ya no funcione.

Los pretensores, que tensan a tope los cinturones de seguridad, también hay que revisarlos cada cuatro o cinco años, aunque no es necesario esperar tanto. Si en algún momento se duda de su eficacia basta con tirar fuerte del cinturón a ver si se bloquea.

El sistema que controla la presión de los neumáticos mediante un testigo luminoso -el indicador de presión- también requiere de una revisión cada cinco años, aunque hasta los 10 no suele caducar.

A las pocas horas de ser usados...deben ser revisados

Una vez que se activan los frenos ABS, normalmente para evitar un posible obstáculo, sólo funcionarán en óptimas condiciones durante ocho horas más. Normalmente el testigo del ABS avisará. Lo mismo sucede con el control de estabilidad, cuyo objeto es aumentar el control sobre la trayectoria del vehículo en situaciones difíciles. Cuando se realiza un giro a velocidad alta, este sistema reduce la velocidad a través del frenado de una de las ruedas delanteras o traseras para corregir los desplazamientos transversales y conseguir estabilizar el vehículo. Así lo que se consigue es mantener el automóvil dentro de la trayectoria marcada por el volante. Este dispositivo permite estabilizar el vehículo con gran rapidez y evitar los deslizamientos, sin embargo, la fiabilidad de éste y cualquier otro sistema sólo se podrá mantener siempre que se conduzca con precaución y a una velocidad adecuada. A las ocho horas de su utilización caducará y si no se sustituye por otro será muy difícil controlar el coche si derrapa.

Fuente: Consumer.es

Conducir un vehículo.


La palabra conducir define el aspecto de transportar una cosa o una persona de una parte a otra valiéndose de algún elemento necesario para tal fin.



Si se trata de un vehículo, nos referimos al acto de conducirlo, trasladarlo o dirigirlo de una parte a otra, para lo cual es necesario que la persona que realice dicha acción tenga conocimiento del elemento a utilizar (vehículo) y posea una serie de conocimientos que le permitan desplazarlo dentro de un medio determinado (calles, carreteras, autopistas, etc.) de manera segura y correcta evitando causar daños y perjuicios a terceros y respetando las normas que regulen el tránsito dentro del lugar en que se transita.
Por lo tanto, quien conduce un vehículo - conductor - , debe poseer determinados conocimientos, aptitudes y cualidades que lo hagan apto para desempeñar su rol.

Es necesario considerar tres aspectos:

El sentido de responsabilidad
La atención y concentración
La conducción a la defensiva

El sentido de la responsabilidad

Es una de las cualidades de mayor importancia que debe poseer un buen conductor porque implica también que se responsabilizará por la seguridad de los demás.

El conductor no sólo debe cuidar su propia seguridad y la de los ocupantes del vehículo que conduce, sino también la de todos los usuarios de la vía pública, incluyendo a los peatones.

El sentido de responsabilidad del conductor alcanza en gran medida, y sobre todo, al uso de la velocidad, pues a medida que ésta aumenta, se agravan las consecuencias derivadas de un manejo irresponsable.

La atención y concentración

Todo conductor debe obrar con una firme determinación de concentrarse en la tarea de conducción. Hoy más que nunca, dadas las condiciones en que se desarrolla el tránsito de vehículos, el conductor debe concentrarse constantemente durante su manejo, ya que cualquier distracción, por mínima que ésta sea, puede acarrear algún error y provocar un accidente.

Un conductor debidamente concentrado tiene mayor posibilidad de anticiparse o adelantarse a cualquier vehículo, previendo situaciones desfavorables que pudieran presentarse, y estará en condiciones de modificar la trayectoria del vehículo ante una situación inesperada.

Por eso el uso constante de todo dispositivo tecnológico que abunda actualmente (radio, MP3, CDs, celulares, etc) producen una disminución de la atención que debe prestarse en el manejo de todo vehículo.

Además es importante destacar que todo lo que pueda producir un estado de cansancio, fatiga, incomodidad o indisposición produce reacciones cada vez más lentas en todo conductor. Por ello es preferible no conducir en ciertas condiciones.

Un rol importante también lo juega la impaciencia o la pérdida de la serenidad en el manejo. Es habitual que, al comprobar los errores de otros conductores o al quedar atrapados en un atascamiento de tránsito, se produzcan situaciones que llevan a un estado de ánimo irritable produciéndose roces, desquites, competencias, a ver quien pasa primero o supera al otro. Indudablemente que la torpeza o la mala educación de otros conductores nos irritan pero es importante conservan el buen sentido y el juicio.
La conducción a la defensiva

Conducir a la defensiva implica:

Prever los riesgos
Tener en cuenta los errores o maniobras de los demás.

Para ello:

Es necesario mantenerse alerta a situaciones imprevistas
Intuir las conductas de los demás conductores, peatones y pasajeros.
Evitar involucrarse en accidentes.
La clave de la conducción defensiva:

Consiste en apreciar las situaciones de riesgo posibles con el tiempo suficiente para efectuar acciones que las eludan.

¿Cómo hacerlo?

Viendo el conjunto del tránsito

Mirando hacia adelante pero también hacia los costados, tanto a peatones como a conductores, incliuidos aquéllos que descienden o ascienden de otros vehículos.
Mirando frecuentemente por el espejo retrovisor ya que, algún vehículo situado detrás puede ser peligroso.

Siendo visto por los demás:

Emplear las luces de giro, tanto al girar como al cambiar de carril en avenidas, rutas y autopistas reforzando, de ser necesario, con la señal manual correspondiente.

Para avisar si se frena o disminuye la marcha, teniendo muy cerca otro vehículo, presionar sucesiva y suavemente el pedal de freno, así la luz de freno se encenderá y apagará, avisando a quienes están detrás y reforzando eventualmente con la extensión del brazo en alto.

De encontrarse ante un peligro inmediato utilizar la bocina con el fin de advertir a otros usuarios desprevenidos.

Usar las luces bajas desde la caída del sol hasta el amanecer. Todas las luces del vehículo deben funcionar y estar limpias.

Para tener en cuenta:

Si otro conductor desea imponer su prioridad, dársela, es mejor ser prudente en exceso que sufrir las consecuencias de usuarios irresponsables
Evitar quedar encerrado entre vehículos. Mantener y buscar un amplio espacio respecto de ellos es lo aconsejable

Comportamiento social del conductor

Un conductor se ve obligado a enfrentar múltiples, variadas, insospechadas y críticas situaciones, de ahí que deberá tener prudencia, cortesía y sobre todo responsabilidad y solidaridad con los demás usuarios de la vía pública.

La cortesía es una virtud que se contagia y que estimula a su imitación, la agresividad en cambio, provoca reacciones en los demás y crea un ambiente peligroso. Por otra parte, quienes demuestran afabilidad y están dispuestos a ayudar, suelen verse correspondidos.

La poca responsabilidad en el usuario de la vía pública, sobre todo en el conductor, se refleja en su acciona, ya sea ignorando normas, violando señales, etc. por el simple hecho de obtener una ventaja sobre otro igual o ganar segundos, que en muchos casos, resultan fatales.

Por ello, se trata de mejorar la conducta general, el respeto por las normas que hacen a la convivencia y que implícitamente velan por la seguridad aún de aquéllos que se ufanan por violarla.

Fuente: Manual de Conducción del Automóvil Club Argentino. Primera Edición con Prólogo de Juan Manuel Fangio

GPS, claves para su uso correcto.


¿Qué significa GPS?

Global Positioning System o dispositivo de navegación por satélite.

¿Cuál es su función?

Orientar al conductor sobre el camino por el cual viaja y advertirle sobre alternativas de rutas o el recorrido más conveniente para llegar al destino preestablecido Pero si bien es un aparato que colabora con el conductor, si no se lo utiliza correctamente, puede convertirse en un enemigo pues genera falta de atención en el conductor debido a que tiende a estar pendiente de las imágenes que proyecta, descuidando así el monitoreo visual del tránsito que debe preocupar al conductor.

Las estadísticas nos dicen que el 60% de los siniestros graves se producen por distracciones, así que deberemos ser sumamente responsables y cuidadosos también a la hora de usar un GPS.

Claves para su uso:

1- No programar el GPS mientras el coche está en movimiento, ni siquiera el acompañante, ya que puede ser motivo de distracción para el conductor.

2- Actualizar la cartografía asiduamente para no encontrarse con cambios de mano, modificaciones en los accesos, entre otros.
3- Activar siempre el sistema de voz, tanto para recibir la información del trayecto seleccionado como para programarlo, ya que esta opción reduce el riesgo de distracción.

4- Revisar previamente el recorrido, con el vehículo detenido, y luego continuar su camino.

5- No sobrecargar el sistema con información (trayecto, lugares de interés, estaciones de servicio) para no padecer "estrés perceptivo".

6- Ubicarlo sobre la plancha porta instrumentos en el ángulo inferior derecho del parabrisas, sobre el lado del acompañante.

Qué dice la Ley

Si bien en la Ley de Tránsito argentina no está especificada la utilización del GPS, su funcionamiento se encuadra en el Art. 48 inciso Y, que prohíbe la "utilización de auriculares y sistemas de comunicación de operación manual continua, como teléfonos inalámbricos.

En otros lugares del mundo, el uso del sistema de localización satelital tiene disímiles significaciones. En España, por ejemplo, hace años que están evaluando la posibilidad de prohibir los dispositivos por el creciente número de siniestros causados por su manipulación. En México, en cambio, hace un par de años se legisló la implementación obligatoria de GPS en los vehículos 0 KM para que sirvan no sólo como navegador sino como localizador para las fuerzas policiales, debido a los robos y secuestros reinantes en ese país.

Más información: Revista Crash Test, la Revista de Cesvi Argentina Agosto 2010

Por un frenado eficiente, la ventaja del ABS.


El análisis de los relevamientos de siniestros de tránsito muestra que los conductores no están acostumbrados a realizar maniobras seguras en situaciones de riesgo. Una de ellas es aplicar adecuadamente el pedal de freno con mucha intensidad en caso de un posible impacto.

En este sentido el ABS es fundamental. Según estudios de su creador, el fabricante Bosch, si todos los autos contaran con este dispositivo se evitaría el 10% de los siniestros viales. Hoy, lamentablemente solo uno de cada cuatro vehículos en el mundo cuenta con este dispositivo.

Por este motivo, CESVI y Citroën dan a conocer una serie de recomendaciones para realizar un frenado eficiente tanto con el sistema de frenos convencional así como para utilizar correctamente el sistema ABS y actuar adecuadamente en caso de emergencia.

Con frenos convencionales
Cuando el vehículo que manejamos tiene un sistema de frenos convencional, al ejercer una fuerza importante sobre el pedal, podemos producir el bloqueo de los neumáticos. Si todo está funcionando de forma adecuada las ruedas delanteras son las que lo harán en primer lugar. La consecuencia directa de esto es que perdemos toda posibilidad de maniobra, dado que las ruedas delanteras están detenidas deslizándose sobre la superficie del piso. La única posibilidad que tenemos para poder realizar el esquive a un obstáculo luego del bloqueo de las ruedas, es soltar el pedal de frenos. Esto hará que las mismas comiencen a girar y el vehículo copie la maniobra de esquive solicitada por su conductor.

La ventaja del ABS
En un vehículo con Sistema Antibloqueo de Frenos, podemos frenar y doblar al mismo tiempo. Si frenamos con energía y las ruedas tendieran a detenerse, la computadora del ABS acciona una serie de electroválvulas que liberan la presión del fluido dentro de los elementos de frenado recargándolos otra vez, mediante la utilización de una electrobomba. Esto se realiza muchas veces por segundo garantizando que el neumático frene, pero gire en todo momento. La mejor recomendación para los que cuentan con este sistema es que, ante una situación de pánico donde deba aplicar el freno, lo haga con toda la fuerza posible sin perder tiempo. Simultáneamente podrá generar el esquive al obstáculo que se interponga en su camino, sin soltar el pedal de frenos.

Aquí, analizamos cómo realizar un frenado eficiente con y sin ABS.

Los frenos y su correcto mantenimiento.


Para un mantenimiento adecuado del sistema de frenos se recomiendan revisar periódicamente las pastillas y los discos con el fin de verificar que su grosor respete el mínimo establecido por el fabricante del vehículo.

Además, para evitar una frenada asimétrica. Hay que sustituir las cuatro pastillas de un mismo eje. Es importante tener en cuenta que cuando se produce este reemplazo, siempre se deben revisar los discos.

Respecto a los frenos de tambor, es necesario comprobar regularmente el estado de las bandas. Por último, el control periódico del líquido de frenos es fundamental, ya que si está demasiado usado puede provocar una pérdida de la eficacia de frenado. Un testigo en el tablero indicará el nivel de alerta.

Señales de alerta del sistema de freno

Ante cualquier de estas señales recurra a un especialista (teniendo en cuenta las especificaciones del fabricante de su vehículo)

• Encendido del testigo luminoso: puede indicar que el freno de mano está activado, que el nivel del líquido es demasiado bajo o que las pastillas están muy desgastadas.

• Dificultad para accionar el pedal de freno: puede deberse al mal estado de las cañerías del sistema de freno, del cilindro hidráulico o de los estribos.

• Que el pedal de freno esté demasiado blando: puede indicar una anomalía del sistema hidráulico.

• Que el vehículo se desvíe al frenar: puede indicar que un cilindro de rueda o un estribo o los amortiguadores se encuentren en mal estado, también puede tratarse de un neumático desinflado.

• Que el vehículo vibre al frenar: puede ser causado por un problema de disco de freno defectuoso, holgura excesiva entre los elementos del sistema de frenos del tren delantero o trasero.

• Que se sientan vibraciones en el pedal de freno al frenar: si los frenos pierden efectividad es señal de un problema en los discos o las campanas.

Se recomiendan realizar controles periódicos de su vehículo y no esperar a que se presenten las señales de alerta para recurrir a un especialista.

La evolución del frenado.


La utilización correcta de los sistemas de frenos permite reducir o incluso evitar un siniestro vial. Por esta razón, CESVI y Citroën analizan cómo funcionan los dispositivos que equipan a diferentes modelos de esta marca.
La correcta utilización de los sistemas de freno logra reducir o evitar las posibilidades de involucrarse en un choque. Sin embargo, hay muchos conductores que aún desconocen cómo usar estas tecnologías de manera eficiente. Un estudio del IIHS comprobó que el 50% de las personas encuestadas creían que para activar el ABS debían bombear el pedal de frenos. Por esta razón, CESVI y Citroën aúnan esfuerzos y analizan cómo funciona cada uno de estos sistemas que se encuentran en muchos de los modelos de la marca.
Presión extrema sobre el pedal
El Sistema Antibloqueo de Frenos (ABS) actúa ante frenadas de emergencia o en situaciones de baja adherencia que pueden provocar el bloqueo de las ruedas. Una de las principales ventajas del ABS es que evita la pérdida del control de la dirección y permite seguir maniobrando el vehículo. Además, en suelos mojados logra acortar la distancia de frenado.
El conductor advierte el funcionamiento del dispositivo porque siente una fuerte vibración en el pie. En ese momento, se debe mantener la presión y dirigir el vehículo hacia donde sea conveniente para evitar la colisión.
Compensación automática
Otro dispositivo es el de Distribución Electrónica de Fuerzas de Frenado (REF o EBD), que distribuye la fuerza de frenado entre las ruedas delanteras y traseras para lograr una eficiente detención del vehículo.
Para lograr esto, por ejemplo en un vehículo de tracción delantera, el EBD transmite una presión de frenado menor a las ruedas traseras y así evitar el bloqueo del vehículo.
Para momentos críticos
El Sistema de Frenado de Emergencia (BAS o AFU) aplica al sistema de frenos la máxima potencia, equivalente a pisar el freno con toda la fuerza posible desde el comienzo de la frenada. El sistema entra en acción al detectar la velocidad con la que se levanta el pie del acelerador e inmediatamente se pisa el pedal del freno (señal de que el conductor se enfrenta a una situación de urgencia). En ese momento el BAS aplica una presión máxima y constante a los frenos hasta la detención total del vehículo.

Autos tuneados son más inseguros.


En los últimos años muchas personas adoptaron como moda la personalización de sus autos sin conocer que esta práctica atenta contra la seguridad propia y la de los demás.

El furor que causaron los lanzamientos de la Chevy Serie 2 y el Falcon Sprint a mediados de la década del setenta y más tarde la coupé fuego GTA y Sierra XR4 en los 80 constituyó un toque de distinción que las fábricas de automóviles le dieron a los modelos de serie ya existentes, lo cual captó la atención de un nuevo público, el joven, que buscaba distinguirse de sus mayores. Las líneas al costado de la carrocería en contraste con el color del auto, los espejos retrovisores con la misma tonalidad y las llantas deportivas en los vetustos Ford y Chevrolet, además de spoilers, guardabarros ensanchados y butacas de cuero en las coupé, son detalles que podemos tomar como los primeros indicios del tuning en la Argentina.

Algunos años más acá, en los noventa, el boom de la personalización de vehículos se produjo por la indiscriminada importación de elementos relacionados con la actividad, más el éxito de una película que terminó de implementar como moda Rápido y Furioso.

Autos mutados, motos cortadas y camionetas planchadas al piso se fueron ganando espacio entre los fanáticos de los fierros y comenzó un nuevo concepto de reformas. Paragolpes con formas extrañas, pinturas con colores vivos, neumáticos súper finos, interiores estrambóticos y accesorios de todo tipo, reavivaron el ingenio de los mecánicos para rediseñar un coche y que éste fuera único, algo imprescindible en el tuning: diferenciarse del resto.

Un gusto que puede salir caro

Más allá de lo oneroso que es modificar o agregar un componente al auto para sumergirse en el mundo de la personalización, algunas prácticas o técnicas pueden salir mucho más caras que el trabajo en sí. Desde el momento que se cambia la estructura o diseño de un coche de serie, el cual fue creado luego de test y evaluaciones, éste inevitablemente perderá su nivel óptimo y la garantía quedará supeditada al trabajo realizado. En este sentido, y siempre centrándonos en la seguridad, se abre un abanico de factores a tener en cuenta al momento de tunear un coche.

Alma al aire

Una de las transformaciones más requeridas por los clientes es el de diseño de los paragolpes. Tomas de aires, amplias rejillas y deflectores son las principales innovaciones que se efectúan. Pero en la búsqueda de espacios, se descuidan otros factores determinantes para la protección, como la eliminación del alma del paragolpes o del absolvedor de impacto, sujetando la pieza simplemente a los soportes o bien a los largueros del chasis. Si a todo esto le sumamos que el material implementado para manufacturar los cobertores especiales generalmente es fibra de vidrio, se modifican sustancialmente las propiedades estructurales de origen. De esta manera, no se puede garantizar el mismo comportamiento ante una colisión.

Talón de Aquiles

Las ruedas son el punto de impacto visual de un tuning. Un auto vistoso por la pintura y los accesorios implementados no será el mismo si calza los neumáticos y las llantas de 13 pulgadas originales en lugar de unos aros más grandes (18 " por ejemplo) y unas cubiertas de perfil bajo. Sin embargo, en estos neumáticos con talón bajo, hay que tener mayor precaución al circular debido a que nuestras calles y rutas se encuentran con imperfecciones y en mal estado.

Panorama negro

La polarización de vidrios con láminas prohibidas no es sólo una problemática de los vehículos customizados, pero la mayoría cuenta con películas que infringen los parámetros normales y permitidos. Films que impiden entre el 65 y el 70% el paso de la luz, la ley permite hasta un 25% son moneda corriente entre los tuning con el riesgo que ello implica. Está comprobado que por la noche o en días lluviosos, los coches con cristales polarizados son más propensos a los siniestros por reducción de visibilidad. A éstos se les suman elementos adicionales que pueden dificultar aún más la visión, como aparatosos alerones, los cuernos de las butacas símil competición o los compartimentos para amplificadores y potencias que en muchos casos cubren la luneta trasera.

Luces, brillos y sonido

Woofers encajonados, amplificadores, capacitores, equalizadores, paneles, tweeters, unidad de control, consola de videojuegos, pantallas de LCD, luces de neón, leds conectados a los altavoces y lámparas flash son parte del equipamiento de los habitáculos. De más está decir que los excesivos decibeles, las fuertes luces y los mini monitores son dispositivos de distracción al momento de transitar, ya que el conductor queda inmerso en una cápsula sonora-lumínica aislada totalmente del exterior. Otra de las modificaciones que pueden provocar una situación de riesgo son los tableros pintados con colores brillosos o con incrustaciones de elementos cromados, que son capaces de encandilar al que maneja con los rayos de sol o alguna luminaria.

Ver y dejarse ver

Las lámparas de los faros, más los iodos que suelen adherir a los paragolpes o al capot )tipo rally, también pueden inducir un incidente. En el caso de las luces traseras hay extremos: el haz es tan fuerte que encandila a los que vienen atrás, o es tan débil que recién se visualiza el auto a escasos metros, los cuales pueden ser insuficientes en una autopista o ruta para frenar a tiempo. En las ópticas delanteras suele ocurrir lo mismo, como la mala colocación de un equipo de xenón que puede encandilar a los vehículos que transitan en sentido contrario.

Aquí analizamos los principales inconvenientes que pueden derivar de los autos tuneados. En definitiva, cualquier modificación es alterar los planes de los ingenieros que desarrollaron un vehículo que pasó satisfactoriamente por distintas evaluaciones por otro del que no se sabe realmente como responderá.
¿Cómo es la VTV?

Para la Verificación Técnica Vehicular, los tuning no poseen una normativa especial sino que deben cumplir con las evaluaciones de rutina que se realizan en las plantas: frenos, dirección, tren delantero y sistema de suspensión, numeración de chasis y motor legibles, elementos de seguridad y emergencias obligatorios, llantas y neumáticos en buen estado, emanación.

Diego Daorden
Revista Crash Test

lunes, 25 de julio de 2011

Consejos para jóvenes al volante.


Los jóvenes integran el grupo que más muertos y lesionados graves tiene como consecuencia de los accidentes viales. La adolescencia se caracteriza por la inclinación natural hacia el atrevimiento, el desborde de energía, la necesidad o deseo de involucrarse en actividades peligrosas sin medir los riesgos, la responsabilidad en estado de desarrollo lo cual, sumado a la falta de experiencia y a un alto nivel de desconocimiento de la temática vial, convierte a los más jóvenes en un grupo muy vulnerable y de alto riesgo.

Qué hacer:

En primer lugar, son los propios jóvenes quienes deben tomar conciencia de su realidad y comprender que la vida humana es frágil y una vez que se trunca ya no tiene repuesto. A partir de allí, la cuestión es informarse, para entender el por qué suceden las situaciones de riesgo, y cómo se pueden evitar. Deben aprender cuidar la vida, propia y ajena.

Respetar los límites de velocidad permitidos

Respetar los límites de velocidad equivale a respetar los límites de nuestra seguridad. Los límites de velocidad se establecen en función de las características de la vía pública y de los vehículos. En zonas urbanas, por ejemplo, se dispone de pocos metros para frenar y el tránsito se cruza en las esquinas, lo cual debe ser tenido en cuenta para ir regulando la velocidad de circulación.

En las rutas el panorama cambia ya que las mismas, fueron proyectadas para ser usadas a una determinada velocidad límite pero aún así, si superamos la misma, estaremos traspasando el límite de nuestra propia seguridad y arriesgando nuestra propia vida.

Los límites fijados siempre contemplan una situación de tránsito ideal, sin lluvia, sin viento, sin niebla; al cambiar las condiciones climáticas también se modifican las condiciones de manejo. Asimismo, es necesario tener en cuenta que, no es lo mismo la velocidad para un usuario experimentado que para quien recién está adquiriendo experiencia. El dominio del vehículo en la conducción exige entrenamiento, al igual que en un deporte, el conocimiento es el principio pero luego, la práctica es esencial porque se va ejercitando la concentración, la rapidez de los reflejos, la coordinación de los movimientos, etc.

El estado del vehículo también es muy importante porque influye en la elección de una velocidad capaz de brindarnos un amplio margen de seguridad. La mejor velocidad es la adecuada según la carretera y sus normas, pero nunca debe sobrepasar tus propios límites, para así poder controlar el vehículo ante cualquier imprevisto.

Usar el cinturón de seguridad

Si bien el cinturón de seguridad no evita el accidente, es el elemento que nos puede salvar la vida porque minimiza los daños a las personas en caso de accidente y la importancia de usarlo, más allá de que también está reglamentado como obligatorio por el Código de Tránsito, radica en que nos mantiene dentro del habitáculo del vehículo, que es la parte que ha sido diseñada para sufrir la menor deformación en caso de impacto, también llamada célula de sobrevivencia.

Además permite que el conductor no se desestabilice ante una embestida lateral, pueda retomar el control del vehículo y evitar así mayores perjuicios. Al igual que con el casco, muchos se dieron cuenta de la necesidad de su utilización, luego de haber quedado con graves lesiones por un accidente. Otros ni siquiera tuvieron esa posibilidad.

No beber alcohol cuando se va a conducir

El alcohol afecta temporalmente la actividad cerebral, y por ende la motricidad del individuo. Conducir implica cálculo de distancias, rapidez de reflejos, reacción coordinada, concentración, decisión oportuna. Conducir requiere de actividad mental porque conducir, se conduce con la cabeza. Quizás lo más peligroso sea considerar que bebimos poco, por la sencilla razón de que uno se siente bien y no percibe los efectos del alcohol sin embargo, aún en baja dosis, el alcohol crea una falsa percepción de distancia y de tiempos, disminuye el ángulo de visión y debilita nuestra concentración distorsionando nuestra capacidad de conducción.

Usar casco cuando se conduce una motocicleta, ciclomotor o bicicleta

El casco protege la cabeza, que es el único órgano en el que un simple golpe puede resultar fatal. La conformación física que el hombre tiene por naturaleza, influye para que, en toda caída que los motociclistas tengan a menos de 65 km/h., sea la cabeza la receptora de las contusiones. No así a mayor velocidad, donde además de dicha posibilidad, son comunes las heridas graves en otras partes del cuerpo.

Habitualmente la carrocería de la moto es el propio cuerpo del motociclista. Cuando los peritos deben evaluar formas y causas de un accidente en que esté implicado un motociclista, lo hacen, analizando los traumas externos e internos de las víctimas.

Para amortiguar los efectos negativos de los accidentes, surgieron el casco, los anteojos, los guantes, etc. En el caso del casco, su empleo resulta esencial, a la hora de prevenir lesiones en la cabeza que de otra manera pueden ser terminales, o bien dejar serias consecuencias estéticas y/ o funcionales. Por lo tanto, si bien el uso del casco es un deber legal , es antes que nada, un deber racional de todo aquel que mínimamente, ame y pretenda gozar de la vida.

El casco reglamentario correctamente usado, protege de la siguiente forma:

Disipa (distribuye) la energía del golpe en una superficie mayor, evitando que llegue concentrada al cráneo.

Absorbe parte de la energía del impacto, produciendo menor efecto en el organismo.

Disminuye la velocidad del golpe.

Resiste y evita mediante las gafas, la penetración de elementos agudos o cortantes. Incluso, cuando se conduce en zonas rurales, nos protege de uno de los problemas más comunes en el caso de los motociclistas, como es el que un insecto, piedra u otro elemento que pueda pegar en el rostro, lesione o deje sin visión al conductor o acompañante.

Protege contra la abrasión (raspaduras). Es triste para aquellos que intervienen en operaciones de rescate, observar cuántas vidas podrían haberse salvado, simplemente por haber llevado bien puesto el casco y no en el manubrio, en el portaequipajes, o en el brazo.
Para tener una idea, estudios referidos al comportamiento del cuerpo humano ante un accidente de tránsito, expresan que los efectos ante una embestida, son similares a la siguiente relación: Una colisión a 30 km./h. es como tirarse de un tercer piso, a 70 km./h. de un sexto piso y a 90 km./h. de un décimo piso.

Conclusión:

Asumir nuestra responsabilidad personal para evitar accidentes propios y ajenos respetando las normas y disposiciones reglamentarias pero, a la vez, considerar la posibilidad de que, aún cumpliendo con todos los requisitos, algo puede pasar pero, como todo en la vida, la prevención es un buen método para minimizar los riesgos. No tenemos todas las soluciones en nuestras manos pero tenemos un cerebro para pensar y una conciencia para decidir en función de evitar poner nuestra vida en riesgo inútilmente.

Fuente: Mundo Docente
www.docente.mendoza.edu.ar

Educación Vial con Valores.


Las lesiones traumáticas y muertes por accidente son en la actualidad un problema creciente, en especial en jóvenes de 19 a 24 años. Éste es un dato de la realidad que se menciona muy a menudo porque es preciso insistir en este tema y profundizarlo para que, poco a poco, se vaya modificando la situación y los más jóvenes, vayan tomando conciencia de que, lo que está en juego cada vez que se exponen a situaciones peligrosas, es ni más ni menos que su valiosa vida.

Y no se trata de arrinconarse en casa y no salir para evitar la exposición, se trata de aplicar algo muy sencillo: pensar antes de actuar, pensar que si se conduce a velocidades muy altas, es mucho más probable que se produzca un accidente que si se lo hace a la velocidad permitida. En cada acto humano hay una responsabilidad personal que no podemos obviar y una cuota de fatalidad que está muy lejos de nuestra decisión.

Sin embargo, el término "accidente" está actualmente en revisión porque parece aludir a mala suerte o a un suceso fortuito, lo cual no contribuye a esclarecer las causas que lo desencadenan.

A veces, algunas personas, atribuyen a la suerte o a "un milagro" el hecho de "haber escapado" de un accidente. Por eso se prefiere hablar de "lesión" o de "control de lesiones".

Los tres componentes principales de una lesión son: el huésped (persona afectada por la lesión), el agente (la causa directa de la lesión) y el ambiente (dónde y cuándo ocurre la lesión).

Si tenemos en cuenta el lugar donde ocurre la lesión podemos hablar de: accidentes en el hogar, en la vía pública, en reuniones sociales (discotecas, encuentros deportivos), en el ámbito laboral, en el ámbito escolar.

Los comportamientos de los adolescentes y jóvenes que los ponen en riesgo de sufrir lesiones pueden ser controlados por ellos mismos si cuentan con información y respetan las medidas de seguridad. La responsabilidad de las personas, en estos casos, de los adolescentes y jóvenes, depende del conocimiento que tengan sobre los recursos de seguridad de los que disponen y que deben utilizar para disminuir los riesgos, no sólo respecto del transporte sino también de otros agentes causales y ambientales.

La mayoría de los accidentes fatales que sufren los adolescentes y jóvenes, suelen ocurrir fuera del ámbito del hogar, ya sea camino a la escuela, al trabajo, o a la salida de una fiesta.


Es importante conocer algunas medidas para la prevención:

Medidas informativas:

.Programas nacionales, provinciales y municipales de seguridad en las rutas.
.Programas de prevención de accidentes en las escuelas.

Medidas motivacionales:
. Cursos para la prevención al conducir, preferentemente acompañados por testimonios de personas que sufrieron accidentes por conducir alcoholizados.
. Costos más bajos para los seguros de automovilistas que no han sufrido accidentes.

Medidas obligatorias:

. Obligación, para todos los ocupantes del vehículo, de usar el cinturón de seguridad
. Obligación de que los niños viajen en el asiento trasero y en asientos especiales.
. Suspensión temporaria de la licencia de conducir a los que se encuentren manejando o sufran accidentes estando ebrios.

Y por supuesto, mucho diálogo con los adolescentes y jóvenes para detectar si tienen en cuenta las medidas de seguridad y si conocen los fundamentos que los adultos puedan utilizar en un trabajo preventivo.

Comentario Editorial:

A pesar de todas las medidas precautorias que se puedan tomar desde los diferentes ámbitos (estado, ONGs, escuelas, etc.) hay que poner especial atención a la educación en los primeros años de vida.

La educación vial tiene que derivar de una educación integral de la persona para que pueda internalizar hábitos de cuidado y valoración de su propia vida y de la vida ajena.

En estos momentos en que la cultura muestra una exagerada inclinación hacia lo superfluo, lo pasajero, hacia la necesidad de ayudarse con estímulos artificiales como el alcohol y la droga para no quedar marginados, se hace imperiosa la concientización de los padres para reforzar en los primeros años una educación para la vida con valores humanos insustituibles para el desarrollo personal y social: respeto, solidaridad, verdad, honestidad, prudencia, tolerancia, serenidad, autodominio, entre otros.

Publicado por María Inés Maceratesi |

Fatiga y enfermedad, causas de accidentes de tránsito.


El consumo de medicamentos y el cansancio acumulado tras la jornada laboral aumentan la siniestralidad vial, más de un millón de personas en todo el mundo pierde la vida cada año por culpa de la siniestralidad vil. Aun así, muchos vamos y volvemos en coche siempre y de cualquier modo. Volver, en todo caso, es siempre más difícil que ir.
El cansancio de una prolongada jornada de trabajo, los ritmos circadianos del organismo o el consumo de sustancias psicotrópicas pueden pasar factura.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard ha investigado cómo y por qué.
Laura K. Barger, investigadora de un grupo de trabajo de la Universidad de Harvard sobre seguridad, salud y horario laboral, ha alertado a las autoridades federales estadounidenses sobre el riesgo que suponen los cambios horarios del trabajo y, en particular, la ampliación de jornada, por su impacto en la siniestralidad viaria in-itinere.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio en toda la nación, con 2.737 trabajadores reclutados, pormenorizando sus turnos laborales, accidentes o distracciones graves y paradas obligadas por culpa del sueño. Un 9,1% de estos trabajadores habían tenido un accidente de circulación en el plazo de un mes, mientras que un 16,2% comunicó distracciones graves que casi causan un accidente.
Computando los datos recogidos, el equipo logró aparejar estadísticamente las variaciones de turno y la ampliación de jornada con la casuística de episodios, de forma que los trabajadores sujetos a cambios de horario laboral tuvieron un aumento del riesgo de accidente del 3,69%.
Conducción y enfermedad
No haber conciliado el sueño durante 24 horas seguidas predispone un conductor a una conducción equivalente a la de un grado prohibitivo de alcoholemia. Lo que ocurre, es que los controles de tráfico no disponen de «medidores de sueño», por lo que los agentes no pueden prohibir que se circule bajo estas condiciones.
Muchos son los accidentes de tráfico que tienen lugar por distracciones causadas por el sueño. Pero son muchos más los riesgos de salud que pueden dificultar una conducción eficaz. El paciente diabético, por ejemplo, tiene un riesgo especial de sufrir accidentes de tráfico por su predisposición a los episodios de hipoglucemia.
Un tercio de diabéticos insulino-dependientes reconoce haber padecido episodios hipoglucémicos durante la conducción, y un 5% adjudica a una hipoglucemia el accidente ya ocurrido. Los trabajadores sujetos a cambios de horario laboral incrementan el riesgo de accidente.
El conductor epiléptico, por otro lado, tiene un riesgo aún mayor por la posibilidad de pérdida de conciencia y por el efecto de la medicación que requiere de forma crónica. De hecho, se ha observado una mayor incidencia de accidentes e infracciones entre los conductores epilépticos que entre conductores sanos. Las convulsiones parciales complejas, con pérdida de conciencia más o menos brusca, puede estimarse que suponen en torno al 40% de los casos de epilepsia entre conductores. En muchos de estos casos no se identifica un aura previa a la crisis y es habitual que exista un periodo amnésico a continuación. Tales hechos dificultan mucho la prevención de las crisis durante la conducción en automóvil.
Los neurólogos no se ponen de acuerdo a la hora de establecer el periodo sin convulsiones preciso para permitir la conducción de vehículos a este tipo de enfermos. Por lo general, suele limitarse a uno o dos años.
A la vista de estos datos, parece razonable que el conductor con antecedentes de crisis convulsivas sea alertado de algunas precauciones como evitar la conducción nocturna, descansar suficientemente antes de realizar un viaje, evitar conducir por periodos de tiempo prolongados y sin interrupción, mantener un ritmo de sueño constante, conocer el deterioro que los medicamentos producen sobre la capacidad de conducción, evitar conducir en la primera semana de un nuevo tratamiento o tras un incremento de la dosis y no suspender bruscamente el tratamiento.
A todo ello debería añadirse, según los autores del trabajo de Harvard, el riesgo de llevar un horario laboral que dificulte el descanso suficiente entre jornadas.
Hipertensión: No existe evidencia de que la hipertensión u otros trastornos cardiovasculares constituyan por sí solos factores de riesgo asociados a los accidentes de tráfico. Un Plan de Prevención del Riesgo Cardiovascular puesto en marcha recientemente en España constata, sin embargo, una asociación reiterativa entre la hipertensión y las apneas nocturnas. La somnolencia diurna a la que éstas últimas dan lugar supone un factor de riesgo de primera magnitud.
Las alteraciones visuales (glaucoma, trastornos retinianos y cataratas) se han visto asociadas también a un deterioro general de las capacidades del conductor cuando persisten condiciones de baja iluminación o fatiga.
Es necesario, en todo caso, un suficiente flujo de información entre las autoridades sanitarias y la autoridad responsable del tráfico para que los trastornos diagnosticados por un médico sean informados a los responsables de otorgar los permisos de conducción, al efecto de reglar más que posibles ineptitudes.
Problemas deontológicos (como vulnerar el secreto profesional) hacen que la puesta en práctica de dicho flujo sea muy difícil.
Papel de los médicos
La intervención desde el ámbito sanitario se basa por ahora en la información directa al paciente, la educación sanitaria y el control de la sintomatología a través de un tratamiento. Las situaciones discapacitantes de origen psicofisiológico pueden ser, sin embargo, tanto de carácter temporal y reversible como de tipo crónico y evolutivo. Esta diferenciación sería muy útil para establecer criterios legales en la obtención del permiso de conducir y para definir objetivos de intervención preventiva.
En situaciones discapacitantes temporales, el deterioro obedece a procesos no evolutivos y generalmente reversibles. Así sucede por ejemplo, con determinados procesos víricos o infecciosos, trastornos recidivantes (migrañas, dolores traumatológicos, manifestaciones de fatiga y estrés). Estas situaciones originan un deterioro perceptivo y psicomotor que puede incrementar el riesgo de siniestralidad, especialmente en circunstancias viales imprevistas o cuando además hay una disminución de la atención o fatiga.
A veces, no obstante, es el propio tratamiento el que deteriora la capacidad de conducción (antihistamínicos en el alivio de síntomas catarrales y algunos analgésicos). El uso racional de los medicamentos supone que la información y el consejo al paciente contemplan toda interferencia entre el tratamiento y la conducción de vehículos.
Los padecimientos en distintas esferas fisiopatológicas pueden originar un deterioro que ponga en peligro la seguridad del paciente frente al volante, a pesar de que no existan patologías específicas de riesgo de accidente. Es precisamente en estos casos, en los que el papel del médico se hace insustituible. Deberá ser él quien aconseje evitar la conducción o, de ser posible, informar a las autoridades administrativas de la situación del conductor.
Las circunstancias profesionales que se asumen como normales y en las que sobresalen más horas de conducción bajo condiciones ambientales adversas y con la responsabilidad de los pasajeros o de una mercancía transportada de carácter peligroso; en estos casos el problema es mucho más grave que la utilización del vehículo de modo esporádico u opcional.
El resultado de las campañas publicitarias
Se habla mucho del énfasis que las autoridades de Tráfico ponen en la sensibilización de los ciudadanos españoles a través de la publicidad sobre el riesgo de no respetar la velocidad máxima, no ajustarse el cinturón o consumir excesivo alcohol. Un énfasis que se juzga en ocasiones, incluso desmesurado.
Los accidentes de tráfico, sin embargo, representan en la actualidad uno de los principales problemas de salud pública y se sabe que en un 10% de los casos los fallecidos o heridos había consumido, por ejemplo, algún medicamento con efecto psicoactivo. En España, un 30% de los conductores españoles toma regularmente algún fármaco de estas características.
De hecho, los accidentes de tráfico se sitúan en el quinto lugar entre las principales causas estadísticas de muerte, tras las enfermedades cardiovasculares, cáncer, las infecciones respiratorias y los trastornos digestivos. Más del 50% de los fallecidos por accidente de tráfico pertenece a la población laboralmente activa, con edades entre los 15 y 44 años de media; en realidad, casi el 80% de las muertes se produce antes de los 65 años de edad. Dicho de otro modo: los datos refuerzan la necesidad de impulsar campañas de carácter preventivo. Pero vistos los resultados, algunos expertos consideran imprescindible cargar las tintas en otra dirección divulgativa.
Tomar determinados fármacos puede aumentar el riesgo de accidente, conducir tras una jornada laboral extensa también, o hacerlo en el camino de vuelta a casa, cuando «los coches conocen tan bien su ruta como los caballos», como cuentan algunos conductores. Pero, por más equipamientos sofisticados que incorporen, los vehículos no sienten el peligro ni saben reaccionar sino es bajo nuestra conducción. Puede que las campañas preventivas deban cambiar su tercio en el futuro, implicar más a los estamentos sanitarios y laborales e incidir en que las vueltas suelen pagarse a un precio más alto que las idas.

Fuente: Consumer.es

Conduciendo con Niebla.


Fenómeno climático que reduce la visibilidad a menos de un kilómetro. Ante su presencia se hace imperioso manejar con las luces encendidas, disminuir la velocidad y tomar distancia prudente del vehículo precedente sin perderlo de vista.

La niebla aparece generalmente en zonas suburbanas y cercanas a ríos, lagunas o inundaciones, aunque cada tanto se observa también en la ciudad. Se presenta principalmente entre el crepúsculo y la primera mañana, pero puede surgir de improvisto y a cualquier hora del día.

En invierno es más habitual pero también puede manifestarse en estaciones más cálidas provocando complicaciones y caos en el tránsito de calles, rutas y autopistas..

Se genera por una diferencia de temperatura entre el aire y el suelo, reduciendo la visibilidad a menos de un kilómetro -el 10 por ciento de lo normal- y constituyéndose en una trampa que puede resultar mortal para los conductores desprevenidos. A medida que aumenta en densidad y espesor sus efectos se potencian. Y en varias ocasiones su irrupción es repentina e inesperada en forma de "bancos de niebla", lo que multiplica el riesgo de accidentes.

El Centro de Experimentación y Seguridad Vial Argentina (CESVI) recomienda adoptar una serie de conductas preventivas para contrarrestar estos peligros:

.Circular en todo momento con las luces bajas y las de posición encendidas. Si el vehículo posee faros antiniebla traseros y delanteros, prenderlos. De lo contrario, pisar suavemente y con cierta frecuencia el pedal de freno, para reforzar el poder lumínico de las luces posteriores.

.Si la niebla es muy densa, encender las balizas. No usar las luces altas, que pueden enceguecer a otros conductores y acortar el campo visual.

.Disminuir la velocidad antes de ingresar a un banco de niebla. De esta manera baja el riesgo de provocar los tan temidos choques en cadena.
.Circular por la derecha y no estacionar nunca sobre en la banquina.

.Permanecer lo más alejado posible del vehículo precedente, aunque sin perderlo de vista. Y no intentar sobrepasarlo en ningún momento.

.Viajar con las ventanillas bajas, agudizar los sentidos y mantenerse expectantes a las situaciones inesperadas que pudieran surgir afuera.

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Conducción de Vehículos con atención.


Para conducir un vehículo responsablemente, hay que hacerlo con mucha atención.

Para que el conductor organice y coordine la información que le viene del exterior necesita prestar la debida atención pero, algunas circunstancias dificultan ese estado de alerta y le impiden reaccionar a tiempo.
Las distracciones, son una de las principales causas de accidentalidad que, sumado al uso indebido de dispositivos electrónicos, como el GPS o los teléfonos móviles, han agravado la situación.


El manejo seguro del volante exige que el conductor preste la debida atención para organizar y coordinar toda la información que hay en el entorno del tráfico. Pero son tantos los estímulos que el conductor debe hacer una selección e ignorar los menos importantes.
De lo contrario, se vería desbordado e inmerso en una situación de peligro.

La atención selectiva puede verse alterada por muchas variables como el estado psicofísico (fatiga, sueño, ansiedad, etc.) la experiencia, o ciertas características del entorno.
Todo conductor debe ser consciente de que debe mantener un nivel de alerta adecuado, tratar de observar la circulación mucho más allá del coche que le precede porque en cualquier momento puede producirse un cambio en el entorno ante el que hay que reaccionar:

Un coche que frena.
Un semáforo que cambia a rojo.
Un peatón que cruza...
Algunas circunstancias pueden impedir que se mantenga una atención adecuada, como los carteles publicitarios, los problemas personales, etc.
El mero paso del tiempo -conducir durante varias horas sin descanso- juega en contra de la capacidad de permanecer atentos.
SELECCIONAR LO FUNDAMENTAL
Cualquier conductor tendría grandes dificultades para atender adecuadamente, y al mismo tiempo, a distintas fuentes de información (semáforos, peatones, conversaciones por teléfono, sus propios pensamientos...) Lo que realmente importa es que sepa cambiar rápidamente de un estímulo a otro y seleccionar en cada momento lo fundamental.
En cualquier caso, no olvide que algunas circunstancias -inexperiencia, condiciones climatológicas adversas, tramos complicados, etc.- exigen una mayor dosis de atención.

LO QUE DISTRAE
-Hablar por teléfono
-Fumar
-Atender la pantalla de un navegador
-Manipular un aparato de música
-Mirar la ruta en un mapa
-Conversar o discutir algo importante
-Girar la cabeza para hablar
-Jugar con los niños
-Echar a un insecto fuera del coche
-Comer o beber conduciendo
-Mirarse en el espejo retrovisor
-Quedarse mirando algún objeto del entorno o del interior del coche
MÓVIL: LOS MOMENTOS MÁS PELIGROSOS
El uso del móvil puede aumentar el riesgo de accidente entre 5 y 10 veces. En primer lugar, la búsqueda y la manipulación del mismo supone un peligro, sin contar con que durante la conversación se dejan de percibir hasta el 50% de las señales.
Otro inconveniente es que, mientras se habla, se estiman erróneamente las distancias y la velocidad y son frecuentes los desvíos de trayectoria. Y, por supuesto, sujetar el teléfono con la mano dificulta el manejo del vehículo.

En el manejo del móvil hay momentos especialmente peligrosos:
1- Cuando se recibe la llamada. Además, del efecto sorpresa, el hecho de buscar y tomar el móvil, distrae, Mejor llévelo apagado.
2- Cuando se marca. Durante los 5-10 segundos necesarios para hacerlo, a 120 km/h, se recorren entre 170 y 330 m.
3- Al colgar y dejar o guardar el móvil, se deja de mirar el tráfico y, a veces, el conductor sigue pensando en la conversación sin prestar la debida atención al tráfico

Fuente: ISEV: Instituto de Seguridad y Educación vial

jueves, 21 de julio de 2011

Conducir con sueño nos pone a TODOS en peligro. ¿Está usted en peligro?


Antes de conducir, examine si:
• Le hace falta dormir o si no ha dormido bien. Menos de seis horas de dormir le triplica el riesgo.
• Va a conducir largas distancias sin planificar un descanso
• Va a conducir en la noche, entre la medianoche y las 6 a.m., cuando usted generalmente duerme, y durante la media tarde, cuando hay una tendencia natural a tomar una siesta.
• Va a conducir solo o en caminos largos, rurales, oscuros o monótonos.
• Va a tomar remedios que causan sueño, como tabletas para el resfrío, antihistamínicos o antidepresivos.
• Va a beber alcohol, aún en pequeña cantidad

Personas con riesgo:

• Trabajadores de turno. Si tiene turno de noche el riesgo es casi seis veces mayor, o si tiene un turno rotativo o tiene más de un trabajo.
• Conductores comerciales.
• Jóvenes, especialmente varones entre los 16 y 29 años; 20 es la edad dominante en que ocurren la mayoría los accidentes.
• Personas que no están sometidas a tratamiento por problemas o trastornos para dormir (insomnio, apnea del sueño, narcolepsia, etc.). La gente con apnea del sueño tiene un riesgo siete veces mayor.
• Viajeros de negocios que manejan muchas horas o que sufren cansancio causado por viajes en avión.
• La gente que trabaja más de 60 horas a la semana aumenta su riesgo en un 40 por ciento.

Dormir es el medio más efectivo para prevenir y disminuir la somnolencia
Esto es lo que puede hacer para estar más despierto y prevenir el conducir con sueño:

. Duerma bien durante la noche, preferiblemente ocho horas, especialmente antes de un viaje largo.
• Viaje con un acompañante que le ayude a percatarse de las señales de fatiga.
• Programe paradas regulares cada 200-300 km o dos horas y busque un lugar seguro para descansar o dormir una siesta.
• Evite el alcohol y medicamentos sedativos ya que interfieren con el funcionamiento de las personas.

Prevenir los accidentes por quedarse dormido

Si tiene sueño al manejar, reconozca que está en peligro de quedarse dormido al volante:
NO dependa de la radio, de la ventana abierta, del cambio de temperatura en su vehículo o de algún otro truco para permanecer despierto.

• Deje de manejar.
• Busque un lugar seguro para parar y descansar o pasar la noche.
• Sálgase del tráfico y diríjase a un área iluminada (si es de noche) y tome una siesta breve: 15 a 20 minutos es lo mejor.
• Tome café u otro tipo de bebidas con cafeína, si lo necesita, para aumentar la agilidad mental a corto plazo. (La cafeína demora unos 30 minutos en entrar a la corriente sanguínea). La cafeína también se encuentra en bebidas gaseosas, gomas de mascar y tabletas
• Sálgase del camino si topa la demarcación del borde de la carretera. Estas son canaletas profundas que se ponen en vías de alta velocidad para alertarlo cuando se sale del camino.

Vea a su doctor si experimenta somnolencia frecuente durante el día, si tiene dificultades para dormir en la noche, o si sospecha que tiene algún trastorno para dormir.

Fíjese en las señales de advertencia de fatiga al conducir
• Dificultad para enfocar la vista o mantener los ojos abiertos
• Problemas para mantener la cabeza erguida
• Bostezar repetidamente
• Desconcentración, pensamientos incoherentes o soñar despierto
• Sentirse inquieto o irritable
• Problemas para recordar los últimos kilómetros manejados
• Salirse de su pista o traspasar la línea del borde del camino
• Conducir muy cerca del vehículo que va delante del suyo
• Pasarse las señales de tráfico o salidas de la carretera

Fuente: Centro Diagnostico Dr. E Rossi (Publicado por María Inés Maceratesi)

Caja de herramientas en el auto, un elemento más de seguridad.


La presencia en el automóvil de llaves, alicates, destornilladores, tijeras, linterna, guantes y cinta aislante puede salvar al conductor de más de un apuro.

Una manta, un juguete olvidado, un peine, una botella de agua medio vacía, algunos cds y un par de destornilladores envueltos en un trapo lleno de grasa son algunos de los pasajeros permanentes de los maleteros que acompañan en silencio, y casi de manera invisible, a los conductores y sus familias en sus trayectos.

La tradicional y pesada caja de herramientas- siempre presente en el coche hasta hace algunos años- ha sido sustituida por algún que otro alicate y poco más. La masiva introducción de la electrónica en los automóviles y su mayor fiabilidad han motivado que los conductores y las conductoras deleguen en los mecánicos profesionales sus cuidados básicos, como el cambio de aceite y revisión del motor.

Sin embargo, los expertos aconsejan la presencia en el automóvil de una serie de herramientas con las que hacer frente a incidentes menores, como la caída de un foco o de algún tornillo, o la necesidad de cambiar una lámpara.

Si las herramientas se utilizan periódicamente, los técnicos aconsejan hacerse con una caja que incluya pocas herramientas pero de calidad, evitando así su desgaste prematuro. Por el contrario, si se usan poco, es importante comprar un maletín que no sea excesivamente grande y que pese poco evitando entusiasmarse por las de gran cantidad de piezas, porque éstas pueden ser muy pequeñas y de dudosa calidad.

También se pueden comprar las cajas vacías, y completarla a gusto del usuario con herramientas, eso sí, con mango de plástico porque aíslan frente a la corriente eléctrica y protegen ante posibles descargas.

Lo que no puede faltar

Llave Inglesa. Todas las cajas de herramientas incluyen un conjunto de entre seis y ocho llaves de distintos tamaños o una que puede ajustarse a varios tornillos.
Llave de Carraca. Es la llave que sirve para apretar tuercas y tornillos en los lugares más inaccesibles. Muy útil, por ejemplo, para realizar un cambio de batería.

Llave Allen. Como con la llave inglesa, se suelen encontrar en juegos de dos, cuatro o seis, según tamaños. Son muy útiles para atornillar y desatornillar.

Martillo. Su uso es imprescindible, junto con una llave fija, para aflojar las tuercas de las ruedas ante un pinchazo, por ejemplo.

Alicate Universal. Una pieza determinante y básica que se encuentra en todas las cajas de herramientas, desde las más simples a las más especializadas. Sus utilidades son infinitas, desde cambiar fusibles, cortar casi cualquier material y ajustar piezas. Se dispone de una gran variedad de tipos: alicate de punta acodada, de corte, pelacables, plano, de puntas redondas y de tija cónica.
Tijeras. Conviene dejar a un lado las de plástico y adquirir unas metálicas, conocidas como "tijeras de electricista". La parte de arriba, por la que se introducen los dedos, no tiene por qué ser metálica. De hecho, el plástico reducirá su precio. Se pueden comprar en cualquier ferretería.. También es muy importante adquirir una funda de protección, de esta manera resistirá mejor la humedad y las cuchillas se mantendrán afiladas.
Destornillador. Los distintos tipos se diferencian por los tipos de cabeza y su función. Por eso es importante llevar en el maletero del vehículo un destornillador de punta de estrella y otro con cabeza plana. Normalmente, las cajas de herramientas contienen un único destornillador con cabezal intercambiable. Son fundamentales para cambiar bombillas.


Lo que no suelen incluir las cajas de herramientas y que conviene tener

Linterna. Solamente las cajas más sofisticadas y, por lo tanto, las más caras, suelen incluir una linterna. Por ello es preciso hacerse con una linterna e incorporarla al resto de elementos básicos que incluyen los kits.
Linterna común de bolsillo. Los técnicos recomiendan llevar una pequeña en la guantera para un uso más cotidiano, como la búsqueda de una determinada documentación o la recogida de algún objeto que se haya caído entre los asientos. Linterna de mayor luminosidad. Conviene que la linterna no sea de gran tamaño y que no pese demasiado, de esta manera se podrá tomar la linterna al mismo tiempo que se manipula el motor, las ruedas del vehículo, etc. Es recomendable que proporcione un foco de luz blanca y que su consumo sea bajo. Conviene llevar pilas de repuesto.

Guantes. Aunque no esté presente en los maletines de herramientas, los mecánicos recomiendan llevar dos tipos de guantes:

Guantes comunes. Su objetivo es evitar mancharse de grasa, aceite u otra sustancia que se desprenda del vehículo. Conviene que sean resistentes y acolchados, como los de jardinero.

Guantes de protección con forro. Conviene, en primer lugar, elegir la talla adecuada, ni más grandes ni más pequeños, porque entonces no se garantizarán las propiedades aislantes y se dificultará la circulación si son muy ajustados. Es fundamental que permitan una manipulación óptima y para ello es importante evitar la sudoración de las manos. Por eso hay que adquirir unos guantes con forro absorbente, porque impide, además, que las propias costuras provoquen rozaduras. Es recomendable comprar este tipo de guantes en centros especializados.

Cinta aislante. No suele aparecer en las cajas de herramientas comunes, sin embargo es muy útil para tapar agujeros y encintar cables.

Fuente: Consumer (Publicado por María Inés Maceratesi