jueves, 21 de julio de 2011
Conducción de los Hijos, responsabilidad de los Padres.
Si usted tiene un hijo adolescente menor de 18 años, próximo a obtener su licencia de conducir, sepa que tanto él como usted son responsables ante la situación de adquirir dicha licencia. Su hijo, con su conocimiento sobre el manejo y sus aptitudes físicas y psíquicas, y usted, con la responsabilidad de otorgarle la autorización teniendo la plena seguridad de que realmente será cabal al poseerla.
Los accidentes de tránsito, como hemos dicho en más de una oportunidad, conforman la principal causa de muerte de personas en nuestro país. Entre éstas, los jóvenes de 15 a 24 años de edad constituyen un tercio del total de estos accidentes fatales.
De esta manera y proporcionalmente hablando (teniendo en cuenta los kilómetros recorridos), los adolescentes se ven envueltos en tres veces más cantidad de accidentes fatales que el resto de los conductores.
Esta lamentable estadística se debe a la combinación entre: la inmadurez emocional de un joven de esta edad, sus comportamientos riesgosos y la falta de experiencia en la conducción. Teniendo en cuenta esta problemática, y para comenzar a analizar la situación de la adquisición de la licencia de conducir a tan temprana edad, es necesario tener primeramente en cuenta, que el tránsito de una ciudad está conformado por distintas personas que componen la vía pública; entre ellos: conductores, peatones, acompañantes, etc.
Al pensar en su hijo/a como conductor de un vehículo, no pierda de vista el riego que pudieran implicar aquellas otras personas que comparten este sistema con él/ella y usted no conoce. Conocemos muy bien la tradición (por la que la mayoría de nosotros pasó) que para un adolescente, obtener la licencia de conducir es un hecho muy importante en su vida, que genera ansiedad e impaciencia, ya que es algo que esperó durante (probablemente) mucho tiempo.
Los padres -más que nadie- conocen muy bien a sus hijos. Por este motivo saben cómo actuarían o cuáles serían sus pensamientos o decisiones ante situaciones desconocidas o imprevistas. A su vez, reconocen si son lo suficientemente maduros y estables como para obtener una responsabilidad tan grande como la de conducir un vehículo en la jungla del tránsito argentino.
Pero nunca vienen mal algunas recomendaciones para aprender a reconocer en sus hijos esas actitudes poco deseables que deberían desembocar en un "no" a la autorización de la deseada licencia.
Cuando un "no"
-Si la personalidad de su hijo es impulsiva, inestable o agresiva.
-Si es irresponsable o inmaduro en sus situaciones cotidianas (estudio, trabajo, etc.)
-Si suele exponerse o verse casualmente envuelto en situaciones peligrosas.
-Si participa de peleas o discusiones habitualmente.
-Si su actitud frente a la autoridad es inapropiada, si responde o no a las órdenes, etc.
-Si es "amigos dependiente". Si copia actitudes peligrosas de determinados amigos o se deja llevar por ellos en cualquier situación (como puede ser la de "una picada un sábado por la noche").
Algunos claros ejemplos:
Obtener la licencia de conducir implica responsabilidad y conciencia ante lo que uno va a realizar, cuidándose como conductor, y cuidando a los acompañantes y a las personas que lo rodean (ya que nadie se encuentra solo en la vía pública).
Educación y compañía
¿Puede un adolescente aprender solo a manejar y tener conciencia de cómo comportarse? Creemos que el adolescente debe y tiene que contar con el apoyo de sus padres quienes así lo inician en la práctica de la conducción. De esta manera, el joven tomará e internalizará todos las modalidades y ejemplos prácticos que el padre le dé, y cómo se los dé. De ahí la gran responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de sus conocimientos. Por este motivo, consideramos muy importante que los mensajes que se les trasmitan a los jóvenes sean claros y de fácil entendimiento, haciendo continuamente hincapié en las normas de seguridad que éste tendrá que tener al ingresar al vehículo.
Todos aquéllos que manejamos desde hace años sabemos que en el momento en que un conductor se sienta frente al volante, debe tener paciencia y manejar con mucha precaución, pues no todos los conductores piensan de la misma forma o manejan igual que uno.
Es posible que cada conductor se encuentre rodeado de personas impulsivas, fáciles de irritar frente a un atasco o ante cualquier situación en el tránsito que requiera, por el contrario, de mucha paciencia. Es por esto una virtud destacable en la conducción el ser tolerante, debido a que cada conductor se encuentra con personas que no respetan las señales, las velocidades, las maniobras de seguridad y las normas de tránsito.
La convivencia en esta circunstancia se torna por demás agresiva. Proponer una conducta que priorice la paciencia y el respeto al prójimo es una virtud a fortalecer por parte de los padres, porque lamentablemente, es común encontrar a jóvenes muy lejos de este estereotipo.
Nunca olvidemos que un adolescente se encuentra expectante y con la discusión a flor de piel, por lo cual si lo ve a usted realizando alguna maniobra incorrecta, se lo hará notar y pasará usted por un mal momento.
Asimismo, en el caso de que usted no tenga la suficiente paciencia para poder enseñarle a su hijo/a la difícil tarea de ser un conductor defensivo, tenga en cuenta la opción de las escuelas de conducción. Aquí se encontrará con personas especialmente entrenadas en esta tarea, con paciencia y vehículos adecuados para las prácticas, con aulas de entrenamiento y enseñanza en cuanto a la teoría que tendrá que saber a la hora de obtener la licencia de conducir.
Nunca lo deje solo.
Tenga en cuenta que su hijo/a es solamente un principiante en esta nueva tarea que está emprendiendo. Por más que él se vea o se crea un conductor experto, tenga en cuenta que hay una diversidad de factores al cual todavía nunca se enfrentó, como la lluvia, la niebla, los atascos, etc.
Cada situación que se le aparezca será nueva para él por lo cual será muy bueno que pueda contar con su experiencia y aporte. Lo que intentamos mediante esta nota es esclarecer datos para que usted conozca cuál es el perfil que debería tener un conductor a la hora de sacar su licencia de conductor y asemejarlo con la personalidad y características de su hijo/a; y aunque este hecho le produzca a su hijo/a mucha ansiedad y no pueda esperar, sepa que es un hecho que requiere de mucho conocimiento y responsabilidad, por lo cual usted como padre tendrá que evaluar si su hijo/a adolescente no corre peligro, ni lo generará, al obtener esta licencia para conducir.
Un caso desgraciado:
Un joven de 17 años que recientemente había obtenido su licencia de conducir, decidido a pasar una noche divertida con sus amigos, tomó el auto de su padre (con su correspondiente consentimiento) y se dirigió hacia la ciudad de Rio IV por la Ruta Nacional Nº 8. Esta era su primera experiencia en conducción nocturna y sobre este trayecto e iba acompañado por dos amigos. Gracias a la reconstrucción de este accidente de tránsito y a la declaración del único sobreviviente, sabemos que este novato conductor no acató las indicaciones de la cartelería que existe en el lugar (por indicaciones de su acompañante) y titubeó al momento de decidir la maniobra correcta.-
Fuente: Cesvi (Publicado por María Inés Maceratesi)
martes, 19 de julio de 2011
Viajar con Niños, toda precaución es poca.
Se acercan las vacaciones, si va a viajar con niños, sea previsor y planifique el desplazamiento pensando en ellos
Los niños marcan la pauta de las vacaciones. Los viajes suponen para ellos un cambio de costumbres y una agitación a la que no están habituados, por lo que hay que estar ojo avizor, ya que cualquier despiste puede suponer un contratiempo. Es fundamental extremar las precauciones en los trayectos, ya sean viajes largos o desplazamientos más cortos. Sólo hay que seguir unas normas básicas de conducta y adoptar unos sistemas de seguridad adecuados para los viajeros más pequeños.
Cuente con ellos al organizar el viaje
• Planifique su desplazamiento teniendo en cuenta la edad de los niños, la forma de viajar, el alojamiento y el destino.
• Deje que sus hijos participen en la planificación del viaje. Asimilarán mejor el desarrollo del mismo.
• Infórmeles acerca de dónde van a estar y de las distancias en términos que ellos entiendan (por ejemplo, seis veces la distancia de la casa al colegio).
• Medite cuidadosamente el itinerario, incorporando actividades que interesen a todos los miembros de la familia. Mantenga la misma rutina que en casa para los más pequeños respecto a las horas de comida y sueño.
• Evite los viajes programados. Son difíciles de seguir, por conveniencia y comodidad, si viaja con niños.
• Las mejores horas para viajar con niños son las primeras de la mañana o las últimas de la tarde.
Cómo evitar los mareos
El mareo afecta a los niños mayores de 2 años y es un problema más habitual en el transporte marítimo y en carretera que en el aéreo.
• Como medida preventiva puede usar pastillas o chicles para el mareo. Antes de administrar alguno de estos productos consulte con el pediatra e infórmese sobre sus efectos secundarios. Este tipo de medicamentos reducen los reflejos y producen somnolencia.
• Intente que los pequeños vayan fijándose en las cosas que ven por el parabrisas delantero. Con ello disminuirá el riesgo de los mareos.
• Manténgale entretenido cantando, hablando… Que no lea. Si los niños se encuentran entretenidos se marean con menor frecuencia, ya que centrarán su atención en los juegos (como contar los coches blancos y rojos que vengan en la dirección opuesta a la nuestra).
• Mantenga el coche aireado y no fume durante el trayecto. Haga una parada cada dos horas.
• Evite sobrecargar el estómago del niño antes de salir. Es preferible que coma alimentos secos y ricos en hidratos de carbono y que no tome bebidas gaseosas ni leche.
• Durante el viaje, el niño puede comer de vez en cuando galletas, chicles o caramelos.
• Si viaja en barco, procure que los niños permanezcan lo más cerca posible del centro de gravedad del barco, evitando la cubierta, ya que la visión del mar ondeándose puede provocar mareos.
• En los viajes en avión deben beber líquido frecuentemente, ya que la escasa humedad que hay puede favorecer su deshidratación. Para evitarles problemas de oídos durante el descenso, es aconsejable darles algo de beber o un caramelo. Tragar ayuda a destaponar los oídos. Antes de emprender el vuelo, póngale un poco de suero fisiológico en la nariz para que la tenga bien despejada.
• Si es posible, procure que los más pequeños viajen en las butacas situadas en las alas del avión, ya que se notan menos los movimientos del mismo.
• Si el niño devuelve, ya sea en coche, en barco o en avión, hágale beber frecuentemente pequeñas cantidades de agua azucarada. Después de cada vómito, límpiele la boca con un paño mojado en agua bicarbonatada.
• Si se duerme, no olvide que se puede despertar con tantas ganas de vomitar que no te de tiempo a reaccionar. Esté preparado y tenga siempre bolsas a mano.
Si viaja en coche, extreme las precauciones
• Recuerde que los niños entre cuatro y doce años deben viajar siempre sujetos con dispositivos de seguridad adecuados su peso y edad: cucos, sillas, cojines elevadores.
• Utilice cinturones de seguridad de tres puntos de anclaje. Los de dos puntos pueden resultar peligrosos, ya que se limitan a sujetar el abdomen, pudiendo provocar lesiones serias en el propio estómago y/o en la parte baja de la columna vertebral.
• No trate de sustituir la falta de silla o sistema adecuado colocándole el cinturón de seguridad del coche, si el niño no llega a la altura correcta, es también una temeridad. Puede ocasionarle lesiones abdominales y cervicales.
• Los niños menores de cuatro años deben viajar de espaldas a la marcha del automóvil. Desaparece así el movimiento relativo de la cabeza en relación al tórax en la fase principal del choque.
• Nunca ponga la sillita de su hijo en el asiento delantero si éste dispone de airbag y no puede desactivarlo. Un impacto del vehículo, incluso leve, podría accionar el airbag y golpear al niño.
• Antes de instalar la silla lea atentamente las instrucciones del fabricante. Si no la coloca bien puede invalidar sus efectos de seguridad o producir daños al niño.
• Si le prestan una silla para el viaje, asegúrese de que no ha sufrido accidentes. Aunque aparentemente no tenga defectos, su estructura puede estar dañada y ser poco segura.
• Asegúrese de que todos los elementos extra de seguridad que adquiera estén homologados por la Dirección General de Tráfico. Las sillas o arneses inadecuados pueden producir ahogamientos o el llamado efecto submarino (la parte del cinturón que pasa por la pelvis se desliza hacia arriba, y el niño puede salir proyectado por debajo).
• Nunca lleve a los niños en brazos. En caso de colisión, por la fuerza de la inercia, un niño de unos 18 kilos pasaría a tener casi una tonelada de peso. Con una simple colisión a 5 km/h es difícil sujetar a un pequeño que viaje en brazos.
• No permita que el niño viaje con la cabeza asomada por la ventanilla, ni siquiera para evitar los mareos.
• Bloquee los cierres y seguros de las puertas, para evitar que puedan abrirlas desde dentro.
Autor: María Inés Maceratesi
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Viajar con Niños
Malos Hábitos al Volante
Los hábitos al volante han empeorado, las distracciones son muchas y todas ellas pueden llevar a consecuencias fatales.
Los dispositivos de seguridad han sido diseñados para el beneficio de los conductores responsables, sin embargo, el comportamiento humano frente al volante indica todo lo contrario.
Entre las actividades más comunes están el hablar por teléfono, comer, cambiarse de ropa, operar los sistemas de GPS, gritarles a otros conductores o peinarse mientras se conduce, lo cual puede derivar en serias lesiones.
A estas actividades ahora se suma el envío de mensajes de texto, chequear y responder correos electrónicos e inclusive jugar videojuegos.
El conductor debe encontrar un equilibrio entre las ventajas prácticas de los equipos móviles y el peligro real que representan.
El peligro de usar celulares al manejar
Para manejar un auto con seguridad se requiere de la atención total del conductor. El problema de usar el teléfono celular al conducir es que las personas se quedan absortas en las conversaciones o mensajes pero tratan de conducir al mismo tiempo, comprometiendo peligrosamente su habilidad de manejar, lo cual pone en peligro a ellos mismos, a sus pasajeros y personas a su alrededor, sean peatones u otros conductores.
La falta de atención del conductor es la causa principal de 80% de todos los accidentes y 65% de los conatos de impacto.
Y a pesar de que muchas leyes estatales prohíben el uso de teléfono manualmente mientras se conduce, el simple hecho de llamar aún con el manos libres, sigue siendo un riesgo.
Este riesgo aumenta con el hecho de que la tecnología ha avanzado tanto que actualmente se puede navegar por Internet y realizar documentos sofisticados a través del teléfono, actividades que algunos intentan hacer cuando están frente al volante.
Algunos estudios han demostrado que hablar por teléfono y conducir aumenta cuatro veces el riesgo de un accidente, casi las mismas posibilidades de un conductor con un nivel de 0.08 de alcohol en la sangre.
Actualmente en Estados Unidos, seis estados prohíben el uso del teléfono celular sin el dispositivo de manos libres: California, Connecticut, Nueva Jersey, Nueva York, Utah y Washington, además del Distrito de Columbia.
En lo que se refiere al envío de mensajes de texto, es una actividad prohibida en Alaska, Arkansas, California, Colorado, Connecticut, Louisiana, Maryland, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York (que entrará en vigencia el 1 de noviembre), Carolina del Norte, Utah, Tennessee, Virginia, Washington y también el Distrito de Columbia.
De igual forma, muchos empleadores y patrones están preocupados de verse responsabilizados por los accidentes causados por sus empleados mientras conducen y realizan actividades del trabajo con su teléfono celular.
Recomendaciones de seguridad mientras se conduce:
• Salir del camino o la carretera mientras se habla por teléfono o se envía un mensaje de texto.
• Usar el marcador automático. Programar los números a los que se habla frecuentemente, así como los de emergencia y si es posible utilizar el marcador por voz.
• No marcar mientras se conduce, sólo hacerlo cuando se esté detenido.
• Dejar que la grabadora de mensajes tome la llamada mientras se está al volante.
• Mantener las conversaciones por teléfono el mínimo de tiempo posible para que poder concentrarse, si es algo que pueda afectar las condiciones de manejo, cortar la llamada y reiniciarla cuando no se esté en el auto.
• No comer ni beber mientras se maneja.
• Afeitarse, maquillarse, peinarse y demás causa distracción, así que es preferible hacerlo en casa o al llegar a destino.
• Cuidado con las distracciones. Estar atento al manejar evita accidentes
• Poner atención a la hora de conducir es una de las acciones que puede evitar accidentes e incluso la muerte.
Para recordar:
El auto no es una sala de estar, cocina u oficina, es un medio para transportarse de un lugar a otro y debe usarse juiciosamente. Las personas pueden absorberse tanto en sus conversaciones o en las actividades mientras manejan que éstas pueden interferir en su habilidad de concentración en los cruciales aspectos de conducir un auto, impedirles desempeñarse apropiadamente y poner en peligro la seguridad de los ocupantes del vehículo y de los peatones.
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Alcohol y Conducción, Enemigos Íntimos.
El alcohol es la sustancia psicoactiva de uso más generalizado, es un depresor del sistema nervioso central, los efectos y los riesgos dependen de qué se toma, cuánto se toma, la frecuencia, la mezcla, y las características de quien lo consume.
Es importante, por ejemplo, el peso del cuerpo en relación a la dosis, las circunstancias, las expectativas y el estado de ánimo de cada persona.
Si miras la graduación alcohólica que figura en la botella, sabrás cuánto alcohol estás tomando:
Cerveza: 4-5%
Vino: 11-18%
Champagne: 18-30%
Vodka y tequila: 35-40%
Whisky: 40-45%
Ron y aguardiente: 40-75%
Si te excedes, ten en cuenta que:
El consumo habitual prolongado en el tiempo puede provocar daños orgánicos en hígado, páncreas, estómago, corazón y cerebro, además de trastornos psíquicos.
El alcohol produce dependencia física y psíquica. La persona que más aguanta y más consume no controla el alcohol. Precisamente aguanta porque su organismo se ha acostumbrado a él.
Debido a la dependencia física, ante la ausencia de alcohol, el organismo reacciona con
Síndrome de abstinencia.
El síndrome menor incluye temblores, ansiedad, sudoración, náuseas y el síndrome mayor: pérdida de conciencia y alucinaciones entre otros.
Las lesiones producidas por el alcohol sobre el feto son mucho muy graves.
Efectos posteriores a su ingesta:
Al principio se produce una desinhibición por su efecto depresor sobre la corteza cerebral.
El estado de ánimo cambia a exaltado con euforia
A medida que se sigue tomando se aumenta la irritabilidad, impulsividad, disminuyen los reflejos y la capacidad crítica. Ésta es la famosa borrachera.
Si se conduce, a medida que aumenta la cantidad de alcohol, el riesgo de accidente se multiplica.
El alcohol afecta a la conducción porque restringe las facultades que la misma requiere, disminuye el campo visual, perturba el sentido del equilibrio, aumenta la fatiga y el sueño/somnolencia, disminuyen los sentidos y se calculan mal las distancias.
Si a ésto se agrega que muchas veces se toma sin comer nada y se mezcla una gran cantidad y diversidad de bebidas, el efecto se multiplica.
Como ayudar a alguien que bebió demasiado:
No dejarlo solo, el ritmo de eliminación del alcohol es de 7-8 g por hora.
No existe ningún método para acelerar o modificar este proceso. Tomar café, mojarse, ducharse con agua fría, hacer gimnasia o transpirar no sirve para reducir la cantidad de alcohol en sangre.
Si alguien experimenta una sobredosis hay que evitar que pierda la conciencia y se duerma obligándolo a caminar y hablar dándole también breves tragos de agua natural (nunca café y menos más alcohol)
Si está inconsciente llamar urgente a una ambulancia e informar al médico qué consumió, controlarle mientras, la respiración y el pulso. Si no respira, hacerle respiración boca a boca, si vomita, ponerle la cabeza de costado y que siga respirando. Si se trata de un coma alcohólico cuidar que no se enfríe si se duerme y abrigarlo para evitar la hipotermia.
Si pierde o perdió el control y se considera que no puede manejar su relación con el alcohol o que el alcohol lo maneja a él, sugerirle consultar a un profesional.
La mezcla de sustancias depresivas (alcohol y barbitúricos) o estimulantes (cocaína y éxtasis) tiene un efecto sinérgico, o sea, sus efectos no se suman sino que se multiplican y los riesgos de sobredosis aumentan y pueden ser impredecibles.
Al mezclar dos sustancias de grupos diferentes (estimulantes con depresores, por ejemplo éxtasis con alcohol) se pueden potenciar los efectos depresivos del alcohol.
Los riesgos del consumo de alcohol como también el de drogas o ambos a la vez, son más en ciertas etapas o situaciones: si se sufre de inestabilidad, de paranoia o agresividad. Si se toman medicamentos.
Durante el embarazo. Si se sufre de asma, diabetes, hepatitis, cardiopatías u otras enfermedades.
Y por cualquier duda tener en cuenta que lo mejor es la prevención, informarse pero también acudir a las ayudas necesarias para conservar la salud, tanto física como psíquica. En cada país, región, ciudad, hay establecimientos públicos y privados para la ayuda en el control de la situación.
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Enemigos Íntimos.
Distintos tipos de Conductor.
Si partimos de la definición del Ley sobre Tráfico, Circulación de vehículos a motor y Seguridad Vial, conductor es "persona que maneja el mecanismo de dirección o va al mando de un vehículo.
Tanto el vehículo como la vía son objeto de la técnica de conducir un vehículo a motor, pero es el hombre quien al hacer uso de esos elementos materiales que la técnica pone a su disposición tiene en su voluntad el ajustar o no su comportamiento a la mejor utilización de estos. También es quien decide cumplir o no las indicaciones de una señal, o disminuir la velocidad y extremar las precauciones en caso de mal estado de las carreteras".
A nuestros efectos consideramos por lo tanto conductor, a toda persona que reuniendo los requisitos legales necesarios, está en disposición de conducir un vehículo a motor. A partir de ahí la clasificación puede hacerse mucho más extensa, ya que la podremos hacer en función de la edad, el sexo, o de su comportamiento al volante.
Estadísticamente la probabilidad de sufrir más accidentes de circulación se sitúa entre los 25 y 34 años. Este aspecto no significa que los comprendidos en este tramo de edad sean los conductores de más riesgo. A este respecto, el grupo que con mayor frecuencia sufre los accidentes es el comprendido entre los 16 y 24 años, y en segundo término el de los mayores de 65 años.
En cuanto al sexo, los hombres registran mayor accidentalidad que las mujeres, y ello parece determinado por la mayor exposición al riesgo, ya que son más los conductores masculinos que los femeninos.
Si analizamos los colectivos de mayor riesgo, sin duda alguna el primero de ellos son los denominados conductores jóvenes. Desgraciadamente casi 15 de cada 100 jóvenes europeos en edades comprendidos entre los 15 y 24 años, mueren en accidente de circulación.
Son varios los factores a juicio de los expertos que inciden en estos resultados: mayor necesidad de autoafirmación, excesiva sobrevaloración de su capacidad, conducta más exhibicionista en grupo, asunción de mayor nivel de riesgo en la conducción que otros grupos de edad.
Otros aspectos que contemplan determinados investigadores, y que explicarían la mayor proclividad a la siniestralidad, se orientan hacia su actitud frente al tráfico, por cuanto los conductores jóvenes, por regla general, no ven la actividad de la conducción como peligrosa, tiene una menor percepción del riesgo, y tienen una excesiva confianza sobre sus posibilidades de controlar el vehículo en cualquier situación, a la vez que consideran que sólo ellos conducen correctamente mientras los demás lo hacen mal. La realidad es que tienen menos experiencia de la conducción, y éste es sin duda un factor esencial, ya que a mayor experiencia como conductor, mayor es la valoración del riesgo.
Sin embargo un elemento importante a tener en cuenta, es el referido a que las probabilidades de sufrir un accidente se producen en el segundo y tercer año de permiso, por ello es necesario incidir en que es fundamental adquirir experiencia poco a poco, por lo que la práctica mejora las aptitudes y habilidades para conducir.
Otro de los grupos de conductores de más riesgo lo constituyen las personas mayores. A nadie se le puede escapar que la edad va deteriorando las facultades físicas de las personas, aunque los avances de la medicina, permitan alargar cada vez las expectativas de vida. Nuestras facultades van mermando, y no se tiene la misma capacidad visual o auditiva, por ejemplo, del mismo modo que las reacciones sean cada vez más lentas. Todo esto complica la conducción y hacen más peligrosa la circulación de los mismos.
Por ello los conductores de cierta edad, deben evitar circular en los momentos más peligrosos del día como son el amanecer o el anochecer, y no hacerlo en situaciones de mala visibilidad, como pueden ser la niebla, lluvia intensa, en momentos de alta densidad de tráfico, o por la noche. En todo caso deben hacerlo a velocidad moderada, y guardando escrupulosamente las distancias de seguridad.
Es conveniente que cumplan con las revisiones médicas, y se sometan a todos los exámenes médicos necesarios en caso de padecer alguna dolencia o disminución de facultades (vista, tensión, trastornos auditivos, diabetes, etc...).
La accidentalidad de los mayores no viene provocada por el incumplimiento de las normas de tráfico, sino más bien por la pérdida de las facultades psicomotoras.
En cuanto a la conducta, podríamos clasificarlos en función de su actitud al volante. Así nos encontraremos con conductores irresponsables, que no cumplen las normas de circulación como por ejemplo los límites de velocidad, conducir después de haber ingerido alcohol, no utilizar los cinturones de seguridad, llevar a los niños sin los sistemas de retención específicos, etc... . Otros serían los agresivos, los despreocupados, los descorteses, descuidados, los torpones, y así unos cuantos más. Cada uno de ellos se caracteriza por una actitud concreta en su forma de conducir, pero que en cualquier caso perjudica la conducción de los demás, y puede ser causa directa del accidente.
Como bien dice el Profesor Luis Montoro, "Si como demuestra la mayor parte de estudios el factor humanos en la conducción de vehículos es el principal explicativo de la siniestralidad, debemos deducir que en la mayor parte de los accidentes hay una actuación humana errónea por parte del conductor".
Fuente: Comisariado Europeo del automóvil
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